El Rey Felipe VI ha hecho un llamamiento en su discurso de Navidad a que Cataluña “recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo”. En una intervención desde el Salón de las Audiencias del Palacio de la Zarzuela menos contundente que en el pasado 3 de octubre, antes de la proclamación simbólica de la república en el Parlament y en pleno paro de país diseñado desde la Generalitat, el monarca hace caso omiso de las exigencias de rectificación que le hacían los independentistas y mantiene como una prioridad luchar contra la fractura social que ha generado el procés.
Recuerda que la sociedad catalana es “diversa y plural” y pide que las “ideas no distancien ni separen a las familias y a los amigos”. Solicita que en el nuevo ejercicio que está a punto de empezar se emprenda un camino para coser esta fractura, que pasa también por la economía. “Debe conducir también a que renazca la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña”.
Evitar la exclusión social
“El camino no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión, que --como sabemos ya-- solo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y por supuesto, económico en toda la sociedad”, advierte el Jefe del Estado.
Felipe VI reivindica la “personalidad” del territorio que le ha llevado a los “mejores momentos de su historia”. Es decir, la “capacidad de liderazgo y de esfuerzo, su espíritu creativo y vocación de apertura, su voluntad de compromiso y su sentido de la responsabilidad”. Un mensaje para el Govern que ha de salir de los resultados del 21D.
España, una democracia madura
Asimismo, asegura que “España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente sus opiniones y sus ideas”. Contesta de este modo a las críticas que hacen algunas voces independentistas sobre la presunta persecución en el país de sus ideas.
Eso sí, el monarca avisa que esta libertad no se puede usar para “imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás”. “Respetar y preservar los principios y valores de nuestro Estado social y democrático de Derecho es imprescindible para garantizar una convivencia que asegure la ‘libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político’, tal y como señala nuestra Constitución”, añade.
Unos principios básicos que si “se quiebran, la convivencia primero se deteriora y luego se hace inviable”.
España plural y diversa
El jefe del Estado defiende una España con pluralidad y diversidad dentro de la Unión Europea, con la que se comparte “objetivos y una misma visión del mundo”. Recuerda la transformación social en el país en los últimos 40 años y, más allá del desafío político que supone la cuestión catalana, advierte de que “persisten situaciones difíciles y complejas que hay que corregir, y que requieren de un compromiso de toda la sociedad para superarlas”.
Como la persistencia de una tasa de desempleo demasiado alta, del 16,38% según la última EPA publicada; la desigualdad y diferencias sociales que se han consolidado tras la crisis económica; la amenaza del terrorismo yihadista, que “sigue siendo una amenaza mundial y este año nosotros lo hemos sufrido directamente en Barcelona y Cambrils”; la lucha contra el cambio climático; o la “lacra inadmisible” de la violencia de genero.
El peligro de la corrupción
Señala la corrupción como una de las “principales preocupaciones de la sociedad, que demanda que sigan tomándose las medidas necesarias para su completa erradicación”, la única vía para que los ciudadanos “puedan confiar plenamente en la correcta administración del dinero público”.
Asimismo, fija como objetivo que España recupere su “protagonismo en un proyecto europeo que ahora requiere una mayor vitalidad e impulso”.
Por todo ello, reclama que en 2018 la ciudadanía siga “construyendo nuestro país, porque la historia no se detiene”. “No hemos llegado hasta aquí para temer al futuro sino para crearlo”.