La versión de Catalunya si que es Pot en estas elecciones, Catalunya en Comú-Podem, no se ha estrellado como la CUP, pero ha fracasado. Ha perdido tres diputados y más de 1,5 puntos de voto popular.
Lo más importante para esta organización, sin embargo, no está en la pérdida de representación en el nuevo Parlament, sino en que, por una parte, ha dejado de ser el partido bisagra para dar la gobernabilidad a uno o a otro bloque, como anunciaban las encuestas.
Ya no es necesario
Su papel ya no es decisivo. El bloque independentista no lo necesita para alcanzar la mayoría absoluta, mientras que los constitucionalistas no la alcanzarían aun y sumando los votos de los comunes.
Por otra parte, el ensayo de Ada Colau, el verdadero candidato de esta lista electoral, para acceder a la Generalitat, ha fracasado. La alcaldesa no ha querido quemarse demasiado en la campaña electoral, probablemente porque las encuestas no eran optimistas, pero el resultado abre una nueva incógnita.
¿Dónde han fallado?
Los comunes, que rompieron su alianza con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, deberán analizar por dónde han perdido votos y qué aspectos de su política les han llevado al fracaso.
El estudio en detalle de la distribución de votos será un buen indicador de los errores que ha cometido. Xavier Domènech coincide en que debe estudiarse dónde ha estado el fallo “de las fuerzas de izquierda de un país de izquierdas en el que, sin embargo, han ganado las derechas, sean del color que sean”. Una referencia al carácter conservador tanto de Ciudadanos como de Junts per Catalunya.