Desde que rompió el pacto con el PSC de Jaume Collboni, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ha quedado en una posición de minoría histórica gobernando con solo once concejales. Algo que le ha costado proyectos vitales para su partido como la funeraria pública, la ordenanza de civismo y la normativa de terrazas.
Podría achacarse a esta minoría en la que gobierna Barcelona en Comú el retraso en la aprobación de los presupuestos para 2018. El lunes 11 de diciembre finalizó el plazo para presentar alegaciones (sólo el PP presentó 63) y los grupos de la oposición se quejan de la falta de diálogo por parte del gobierno municipal para llegar a un acuerdo.
Fuera del pleno
De hecho, en el que será el último pleno del año y que se celebrará este viernes, tras la resaca de las elecciones, no aparece la aprobación de las cuentas en el orden del día. Lo que sugiere que, al finalizar 2017 sin haber llegado a ningún acuerdo, Colau podría recurrir de nuevo a la cuestión de confianza.
Y sería la tercera vez, por lo que nunca habría conseguido el apoyo suficiente del resto de fuerzas desde que es alcaldesa de Barcelona. Fuentes del consistorio barcelonés explican a Crónica Global que los presupuestos no se debatirán en la sesión del viernes porque “el periodo electoral condiciona su tramitación y negociación”.
Horizonte: enero
Aseguran que mantienen la voluntad de negociar y escuchar propuestas del resto de grupos, que han introducido enmiendas formalmente y que las analizarán “con detenimiento”. Pero, por ahora, priorizan la búsqueda del acuerdo por delante del calendario y creen que “es necesario separar el escenario electoral para hacer un debate presupuestario centrado en los intereses de la ciudad”.
Eso será, calculan, en enero. “En todo caso, Barcelona tendrá presupuestos”, reiteran las mismas fuentes. A principios de 2018, Ada Colau todavía estará a tiempo de que entren en el orden del día del primer pleno del año sin necesidad de recurrir a la cuestión de confianza.
El panorama pasaría a ser una prórroga en la que la formación o formaciones con las que intente pactar --presumiblemente, la alcaldesa picará a la puerta de ERC-- llegarán a acuerdos de modificación de crédito. Es decir, podrán realizar alegaciones fuera del plazo y el gobierno las tendría en cuenta. Aunque no es lo que creen los demás partidos.
Críticas a Colau
“El gobierno municipal mostrará de nuevo su incapacidad para negociar cuando apruebe los presupuestos por la puerta de atrás”, asegura Carina Mejías, líder de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona. Acusa al gobierno municipal de haber encontrado en este método una “forma fácil” de aprobar unas cuentas “continuistas” que no tienen en cuenta la actual situación económica que está atravesando la ciudad.
El grupo popular de Alberto Fernández, por su parte, ha impugnado los presupuestos “por ser tan lesivos para Barcelona como el proceso independentista”. Argumenta que paralizan inversiones, desaceleran la economía y no invierten en lo que es esencial: la atención social, así como la creación de empleo.
“Previsiblemente, Colau continuará gobernando Barcelona por decreto, con la prórroga presupuestaria o se planteará nuevamente la aprobación por cuestión de confianza”, concluye.