Todo hecho. Miquel Iceta se ha entregado hasta el final. La estrategia era clara y los mensajes se han difundido tal y como estaban previstos. El PSC espera ahora que la operación Espadaler acabe dando sus frutos, y que la apuesta por atraer a exvotantes de Unió y de Convergència permita jugar hasta el último momento, pasando de los 25 diputados y con opciones de gobernar.
El objetivo es llegar a los 700.000 votos, con una horquilla entre el 16,5% y el 18% de los votos. Con ello, los socialistas consideran que las opciones para constituir un gobierno que pueda ser secundado por Ciudadanos, el PP y con la abstención –como mínimo— de los comunes serán muy altas.
¿Es una quimera? Los estrategas del PSC respiran. Han llegado al final de la campaña electoral con todo abierto, pendientes de dos cuestiones: el comportamiento de los que se declaran indecisos, más del 20%, y la incidencia de la operación Espadaler, la apuesta que se hizo con el acuerdo con Units per Avançar, que situó al exconsejero de la Generalitat y exdirigente de Unió como número tres en la lista de Iceta.
La cuestión de los indultos
Espadaler ha protagonizado una campaña al frente de Units per Avançar dirigida especialmente a ese electorado que duda, que, sociológicamente convergente o democristiano, puede inclinarse por la lista del PSC, harto de la incertidumbre y de los daños que el proceso soberanista ha infringido a la economía catalana.
De esa aproximación, de ese convencimiento, depende el valor añadido en la campaña de Iceta, con el objetivo de lograr gran parte de los 100.000 votos a Unió Democràtica que se expresaron en las elecciones de 2015, que no se tradujeron en escaños al no pasar la barrera mínima del 3%.
Las diferentes encuestas que se han ido publicando no acaban de reflejar ese efecto arrastre sobre el electorado moderado nacionalista, pero los expertos señalan que todo está abierto, y que la noche electoral puede ser “muy larga”. Los mensajes de Iceta, además de la propia campaña de Espadaler, han ido en esa dirección, como la sugerencia de los indultos a los políticos independentistas que serán juzgados por los delitos de rebelión y sedición.
¿Fue imprudente Iceta? “Al margen de los propios dirigentes políticos de todo el arco parlamentario, que lo criticaron, hay que pensar en el conjunto de la sociedad catalana, que no desea tensionar más la situación”, aseguran las mismas fuentes.
Arrimadas ha polarizado la campaña con Esquerra
El objetivo es poder competir, lograr el voto útil de la izquierda no independentista y de aquellos exvotantes socialistas que se inclinaron por Ciudadanos en las elecciones de 2015 para pasar la barrera de los 25 diputados. Si se consigue, el equipo de Iceta cree que tendrá serias opciones de ser investido presidente de la Generalitat, siempre que convenza también –además del bloque constitucional— a los comunes, que lo que desean, en realidad, es la constitución de un tripartito con Esquerra y el propio PSC.
El problema para los socialistas en los últimos días es que Ciudadanos, con Inés Arrimadas a la cabeza, ha ido sedimentado su mensaje de que es el partido del voto útil contra el independentismo. Con una polarización con Esquerra, Arrimadas disputa la victoria electoral, por votos y escaños, a los republicanos. Y si la distancia entre Ciudadanos y el PSC se agranda, la operación que desea Iceta se verá imposibilitada.
¿Autocrítica? Para bien o para mal, Iceta ha protagonizado toda la campaña del PSC, mientras Espadaler buscaba a los suyos con su propia campaña y con actos conjuntos. Los expertos de cabecera del PSC señalan que hay partido, con grandes incógnitas, como el propio resultado de Carles Puigdemont, al frente de la lista Junts per Catalunya. En la medida que suba, retrocederá la lista de ERC, y cuatro partidos, con el PSC y Ciudadanos, quedarán en una posición muy similar, facilitando el proyecto de Iceta.