¡Alegría macarena en TV3 porque Netflix prepara un documental sobre el prusés! ¡El mundo nos mira! Puede que la euforia tenga fecha de caducidad si el reportaje no toma partido por quien tiene que tomarlo, pero de momento se impone la felicidad porque una empresa audiovisual norteamericana se interesa por nuestras cosillas. La exclusiva se la dio Toni Cruanyes a Toni Soler durante el programa que éste tiene antes del Telenotícies nit, Està passant, noticiario supuestamente humorístico dirigido por un hombre que, como no se lucraba lo suficiente con el Polònia y el Crackòvia, ha habido que darle un programa más. Reconozco que no lo había visto nunca y que el martes me lo tragué por obligación profesional, comprobando lo que me temía, que ni Soler ni sus ayudantes, Òscar Andreu --pareja cómica habitual de Òscar Dalmau-- y Jair Domínguez --el punk de estar por casa que disparaba contra una efigie del rey emérito en otro programa de TV3-- tienen la más mínima gracia. Pero como no están ahí para entretener, sino para hacer procesismo, pues aquí paz y después gloria, ¿verdad?
El candidato de la noche fue Xavier Domènech, de Catalunya en Comú, que es de los que siempre dice cosas como "los catalanes y las catalanas" o "todos juntos y todas juntas", lo cual le obliga a alargar sus respuestas, que ya son de natural confusas. La principal gracia de Doménech es lo sobrado que va, aunque tiene tantas posibilidades como Albiol de llegar a presidente de la Generalitat. Aunque las encuestas le otorgan un número de escaños más bien birrioso, el hombre actúa como si estuviese en su mano poner y quitar reyes. Sanchis le iba soltando nombres de opositores a los que podría apoyar, y Doménech no encontraba a ninguno que mereciera su confianza. Unos por independentistas, otros por haber apoyado el 155, los de más allá vaya usted a saber por qué, pero el caso es que el hombre no aprobaba a nadie que no fuese él. Se hubiese agradecido alguna idea para encarar la declaración unilateral de independencia que no fuese el 155, pero no hubo ninguna, más allá de su admirable equidistancia progresista y de sus fobias personales: al PP, a nivel nacional (perdón, estatal), y a Ciudadanos, a nivel local (perdón, nacional). Domènech es el principal defensor de la teoría de que Inés Arrimadas es la hija natural de José María Aznar y augura una Cataluña catastrófica si ésta gana las elecciones.
De todos modos, lo más interesante del personaje es su aparente convicción de que la Generalitat puede llegar a presidirla él. Y si no es así, que no cuente nadie con su media docenita de diputados: una amenaza realmente aterradora.