Vicent Sanchis se estrenó la noche del domingo con sus entrevistas a los candidatos a las elecciones del día 21. Como el orden va de menos a más --cuantos menos diputados tengas, antes te pilla el director de TV3--, la cosa empezó con Carles Riera, de la CUP. Todos sabemos que, a Sanchis, la CUP no le hace ninguna gracia, pues él es un hombre de orden, pero hay que decir que lo trató con educación, como si lo considerara un ser humano normal. Su máximo conato de trampa consistió en hacerle reconocer que era marxista leninista en una época en que tal atributo no goza de mucho predicamento en Europa. El puyazo podría haber tenido su efecto en otro tipo de candidato, pero la CUP, como es del dominio público, no tiene nada que ver con ningún otro partido: no hay nada igual ni en España ni en Europa.
En una época en la que impera el posibilismo, la CUP juega siempre a la carta más alta. Primero, la independencia de Cataluña. Luego habrá que acabar con el heteropatriarcado. Después, ajustarle las cuentas al capitalismo. Y salirse de la Unión Europea y, según cómo, del sistema solar, en busca de otra alineación de planetas más solidaria y sostenible. Carles Riera sabe que no tiene la más mínima posibilidad de llegar a la presidencia de la Generalitat, pero eso no le impide poner condiciones a ERC y el PDeCAT si se llevan el gato al agua. Si es para hacer autonomismo, que no cuenten con él. La CUP solo está para implementar la república y desobedecer al Estado, pues todo lo demás es una pérdida de tiempo y una traición a los que se llevaran algún porrazo el 1 de octubre y bla, bla, bla.
Ocupación de las calles por las masas
Carles Riera es un fanático de trato afable que no levanta la voz --nada que ver con los berridos que le vi pegar a David Fernández en un Telenotícies, totalmente poseído por el espíritu de Lenin o de Castro, no lo sé muy bien--, pero insiste, al igual que Fernández, en lo de ocupar las calles. Pacíficamente, claro. Lo de Fernández ya no sé si sería tan pacífico. Según Riera, la independencia llegará gracias a la resistencia pacífica: las calles se llenarán de unas masas democráticas de tal envergadura que al Estado no le quedará más remedio que rendirse o reprimir de un modo tan salvaje que Europa le de la espalda. Me hubiese gustado preguntarle al animoso Riera dónde estaban esas masas cuando nos aplicaron el 155. Yo no las vi por ninguna parte y hasta el gobierno local, tras proclamar la república, se fue de fin de semana sin acordarse ni de retirar la bandera española de la Generalitat.
Me temo que esas masas solo existen en la mente quimérica del señor Riera y los suyos, cuya conexión con la realidad es asaz oblicua, pues la confunden con sus deseos. Las encuestas auguran a la CUP un buen batacazo electoral: para que te fíes de las masas, amigo Riera.