Los plenos de Nou Barris se convierten en el bar de los vecinos
Los asistentes del barrio pueden intervenir sin límite de tiempo y los políticos acaban sin poder presentar sus propuestas al tener limitación
30 noviembre, 2017 00:00Desbarajuste asambleario. Así podría definirse un pleno municipal del distrito barcelonés de Nou Barris. El de noviembre, celebrado este martes, día 28, duró desde las seis de la tarde hasta las dos de la madrugada y se extendió tanto que finalmente no pudieron presentarse la mitad de las intervenciones que los grupos tenían previstas.
Los órganos de gobierno y participación en los plenos se dividen en audiencia pública --en la que los vecinos asistentes pueden interpelar a la concejal; en este caso es Janet Sanz, teniente de alcalde del área de Ecología, Urbanismo y Movilidad-- y consejos de distrito --la parte en la que intervienen los políticos--.
Sanz, la promotora
En Nou Barris se da una particularidad que no ocurre en el resto de distritos: los vecinos pueden intervenir en todos los puntos del orden del día, sin ningún tipo de límite en el tiempo de intervención, y pueden hablar de cualquier aspecto que deseen sin restricción alguna.
Una medida por la que luchó la propia Janet Sanz cuando su grupo, Barcelona en Comú, estaba en la oposición. Ahora, la iniciativa no le es tan favorable porque una de las consecuencias es que, en ocasiones, se convierte en la diana de los asistentes y recibe insultos y amenazas.
Como ocurrió en la sesión de este martes, cuando en una de las intervenciones un asistente criticó la política de restricción de vehículos contaminantes del Ayuntamiento de Barcelona. “La última vez que nos vimos, yo le dije que no me gustaba esta política y usted me dijo que la aplicaría tanto sí como no. Pues yo le digo que tomaré las medidas oportunas que sean necesarias tanto sí como no”, aseguró. Y retó a la concejal a enfrentarse con él en un debate en la televisión local de Barcelona, Betevé.
La sesión transcurrió con otras particularidades como la de Llorenç, que imitó a Chiquito de la Calzada para quejarse de que frente a su casa “había cuatro bancos y nada más quedan tres”; Trini, que se alegró de que la capital catalana haya perdido la sede de la Agencia Europea del Medicamento, y Miguel Ángel, un miembro del Comité de Defensa de la República (CDR) del distrito que leyó un comunicado de su grupo en el que pedía la libertad de los políticos presos.
Tiempo mal repartido
Una de las casuísticas de estos plenos es la de la CUP, formación que obtuvo pocos votos en la zona y, por lo tanto, no cuenta con la suficiente representación como para tener concejales. Sin embargo, con el sistema de intervenciones ilimitadas del público asistente, los cupaires pueden hablar la cantidad de minutos que quieran, incluso más que los propios partidos que sí tienen representación en el distrito.
Es habitual, por lo tanto, que los plenos en Nou Barris duren más de siete horas, convirtiéndose en sesiones permanentemente estancadas en las que se vuelve difícil intentar arrebatarle la palabra a los vecinos para que avance el orden del día. Por las historias que cuentan --algunos explican verdaderos dramas en los que rompen a llorar-- y porque es el propio colectivo quien saca pecho cuando los dirigentes intentan que se les devuelva el turno a los políticos.
La presidencia de los consejos de distrito está a cargo de un grupo de la oposición, que en este caso es Ciudadanos, y es esta misma formación la que alerta del peligro de estas formas de proceder que, más que a un pleno, se asemejan a las audiencias de los Reyes en las que el pueblo acudía y pronunciaba aquello de ¿qué hay de lo mío?