Cada noche, 24 fuentes de Barcelona se iluminaban de amarillo en solidaridad por la encarcelación de los exmiembros del Gobierno catalán y de los Jordis. Hasta ahora, ya que la Junta Electoral de la capital catalana ha dado la razón al Partido Popular municipal y ha prohibido a la alcaldesa, Ada Colau, que continúe con la iniciativa.
La propia resolución sostiene que la utilización del color amarillo en fachadas de edificios municipales y en las fuentes públicas debe poner freno porque “representa a una de las opciones que se presenta a las elecciones y esto implica una vulneración del principio de neutralidad política que tienen que mantener todas las instituciones públicas durante el periodo electoral”.
Garantizar la neutralidad
La principal conclusión señala que esta neutralidad es lo único que permite garantizar la libertad y la igualdad en el derecho de voto dada la situación privilegiada de las instituciones públicas para poder influir en él, influencia que justifica la limitación del derecho de libertad de expresión puesto que la libertad del derecho de voto es un pilar básico y esencial de cualquier Estado democrático.
El presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, ha aplaudido la respuesta de la Junta este miércoles y ha recordado que “estábamos ante un debate político, no de derechos, ante la presión de Ada Colau para dar respaldo a la pretensión del independentismo”.
Solidaridad o connivencia
El dirigente habla de una “connotación política absoluta” pese a que el argumento principal del gobierno de Barcelona en Comú es la expresión de solidaridad con las familias de las personas encarceladas y para garantizar que los políticos presos puedan ejercer su derecho de participar en las elecciones con libertad y en igualdad con el resto de candidatos.
“Pedimos que acate la resolución y que deje de poner Barcelona al servicio del independentismo”, ha dicho Fernández. El equipo de gobierno municipal, por su parte, dispone de 24 horas para interponer recurso ante la Junta Electoral.