El hartazgo mediático del desafío independentista con permanentes directos, entrevistas, tertulias y debates, está teniendo efectos colaterales. Radio María, la emisora radiofónica católica por excelencia, ha disparado su audiencia hasta sobrepasar los 1,5 millones de oyentes. Los expertos y responsables de la cadena lo atribuyen a una especie de “efecto balsámico” en un mundo informativo convulso y politizado.
“Es cierto que está aumentando nuestro eco, sobre todo desde hace unos meses. ¿La clave? Aquí no entramos en política ni polémicas ni confrontaciones. Hablamos de paz", asegura el padre Luis Fernando de Prada, director de Radio María, que acaba de cumplir su mayoría de edad en España, tras su exitosa implantación en Italia y otros 69 países.
La emisora no está presente en el Estudio General de Medios, porque no admite publicidad, y se sostiene a base de donativos y aportaciones en el terreno laboral de más de 5.000 voluntarios en toda España. Pero su seguimiento sobrepasa todas las expectativas: 1,8 millones de seguidores en Facebook, un boletín diario con 120.000 suscriptores y 55.000 fans en Twitter.
Sin tertulianos ni gritos
Estos días, “con esto de Cataluña” llegan testimonios de personas, de allí y de otras partes de España, que se declaran nuevos seguidores “porque en la mayoría de radios y televisiones están hablando todo el día del procés y no lo soportan”, confiesa Prada. “Por lo menos en esta cadena dan paz y no están siempre peleándose. Ni hay tertulianos de pago y políticos gritando”, les anima en un whatsapp un médico de Girona. Incluso en la calle, taxistas “y gente que no te lo imaginas te comentan, yo también escucho Radio María”, cuentan en esta radio.
El padre Luis Fernando de Prada, director de Radio María, en una imagen de archivo / CG
Los dirigentes admiten como otro factor favorable una excelente audición, que llega hasta la carretera más secundaria, tras la adquisición durante la pasada década de frecuencias de FM: seis de ellas, a la familia Rato en Baleares, y dos, a la Cadena Ser en Aragón. “Es la única que se escucha en cualquier lugar. No me digáis que Dios está en todas partes”, ironiza en un tuit un renombrado periodista de la cadena de Prisa.
Cuatro horas de oración
Toda la programación de Radio María está inspirada en la doctrina católica, cuya columna vertebral es la oración. A ella se destinan cuatro de las 24 horas, con un mínimo de dos rosarios y una misa diarios. En segundo lugar, destacan los espacios de formación religiosa y catequética (Biblia e Historia de la Iglesia). Pero hay programas no religiosos, para promover el bien social, como Libertad a los cautivos, dirigido a los presos; otro dirigido a los pescadores, Stella maris; otro, a la etnia gitana; otro, a los discapacitados…
Tienen también espacios fijos Cáritas, Manos Unidas, Ayuda a la Iglesia Necesitada, las Hermandades del Trabajo y otras instituciones benéficas. Entre los más escuchados figura el dedicado a música clásica, canto gregoriano incluido, que incita al sosiego, la pintura y otras actividades culturales.
Apoliticismo y Papa
Radio María es, según sus estatutos, económica y jurídicamente independiente de la Iglesia, aunque los contenidos siempre cuentan con el visto bueno de la jerarquía. Desde 2014 está bajo la égida de Carlos Osoro, de talante progresista y más tibio con el soberanismo. La parrilla incluye reflexiones y conversaciones sobre los acontecimientos españoles y mundiales “pero siempre sin bajar al terreno político particular o partidista”, proclama su director. E insiste: “Tenemos oyentes independentistas y no independentistas. Mejor no tocamos temas que dividan a la gente”.
El Papa Francisco saluda a unos feligreses / EFE
Lógicamente, ocupa un lugar destacado el seguimiento de todas las actividades del Papa Francisco, sus encíclicas y otros documentos, los nombramientos e investiduras de obispos, las beatificaciones, vigilias, congresos y procesiones. Diariamente se hacen cinco retransmisiones en directo desde distintos templos y otros recintos consagrados de España.
'Infoxicación' y tortura
¿Cómo es posible que gente no religiosa, y que incluso se declara atea, acuda a Radio María? Javier Jiménez, profesor de comunicación abulense y periodista en Diario de Ávila, Diario de Castilla, RNE y TVE, sostiene que la oferta informativa sobre Cataluña está rebasando todos los límites conocidos. Además, los movimientos y declaraciones en redes sociales, con sus airados enfrentamientos, también se han transformado en noticia. “El fenómeno conocido como ‘infoxicación’ (exceso de información) en esta materia empieza a ser preocupante. Si no se desconecta, puede llegar afectar al rendimiento laboral y la propia salud mental”, advierte.
“En todas las emisoras no hay más que Cataluña, Puigdemont, procesados, alcaldes con varas… Y ¡uno termina fins els collons! Radio María, entre el Angelus y el rosario me pone a medio camino de beatífico y libidinoso”, explica Fernando Higuera, empedernido oyente diurno y nocturno de “toda la radio” desde la Transición.
La psicóloga clínica Celia Laguna apunta que el refugio en esta emisora puede ser un mecanismo de defensa ante un diluvio informativo, como el procés que lleva a ser considerado por algunos una tortura psicológica. Sobre todo, si va acompañado del nuevo debate sobre quién es demócrata. O una “pena añadida” como alegó el empresario asturiano Rodolfo Cachero para pedir el cambio de la celda que compartía en Soto del Real con el presidente de la ANC, Jordi Sànchez, porque “no aguantaba su matraca con el tema del independentismo”.