El independentismo pierde fuerza movilizadora. La manifestación de este sábado para pedir la liberación de los exconsejeros y activistas encarcelados por su implicación en el procés, aunque multitudinaria, ha congregado a menos personas de lo habitual, y todo ello a pesar de la trascendencia del momento actual.

Según la Guardia Urbana, han participado “unas 750.000 personas”, una cifra a todas luces inflada pero, además, muy alejada de las que se han dado en otras ocasiones similares.

Al contrario de lo que algunos analistas apuntaban, la respuesta del Estado y de los no nacionalistas --que han protagonizado tres manifestaciones multitudinarias inéditas hasta ahora en Barcelona: el 8, el 12 y el 29 de octubre--, lejos de estimular al independentismo lo ha deshinchado.

manifestacion 11n 05

La cabecera de la manifestación en la calle Marina, con la Sagrada Familia al fondo

Desánimo ante el fracaso del 'procés'

Cabe recordar que la concentración de este sábado se convocaba como respuesta a lo que el independentismo considera los mayores agravios realizados en décadas contra su causa. Esto es, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, el encarcelamiento de los presidentes de la ANC y Òmnium Cultural --Jordi Sànchez y Jordi Cuixart-- y de ocho de los exconsejeros previamente cesados por el Gobierno --entre ellos, el exvicepresidente Oriol Junqueras--, la situación de busca y captura del expresidente autonómico Carles Puigdemont y del resto de los exconsejeros --todos ellos huidos en Bélgica--, y la condición de libertad bajo fianza de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, tras pasar una noche en prisión. A priori, estos elementos podían hacer presagiar que la manifestación de este sábado fuese la mayor de la historia del movimiento independentista. Pero no ha sido así.

Los mensajes lanzados por los líderes independentistas en las últimas semanas confirman un cierto desánimo. Una suerte de asunción de que el procés ha fracasado, al menos, tal y como se había planteado inicialmente. El nulo reconocimiento internacional a la --o las-- declaración unilateral de independencia ha ayudado a ello.

Ahora el objetivo son las elecciones autonómicas del 21D. Unos comicios a los que, pese a haber sido convocados por el Gobierno gracias a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, no renuncia el independentismo. Y unos comicios a los que el independentismo, salvo sorpresa de última hora, se presentará por separado, buscando recomponer fuerzas de cara a una nueva etapa y, probablemente, reorientando su estrategia rupturista a más largo plazo.

Cifra inflada por la Guardia Urbana

En cuanto a la cifra de la Guardia Urbana, 750.000 personas, todo apunta a que está inflada porque la superficie total ocupada por la marcha, según cálculos de Crónica Global, ha sido de aproximadamente 100.000 metros cuadrados, lo que haría imposible alcanzar esos guarismos de asistencia. Los 100.000 metros cuadrados son el área total de la calle Marina desde la avenida de Icària --donde estaba el escenario final de la marcha-- hasta la Travesera de Gracia --donde se llegó a situar la cola de la manifestación--.

El cálculo de los 100.000 metros cuadrados es el resultado de la suma de los 45.000 metros cuadrados del tramo entre la avenida de Icària y la Meridiana (unos 1.000 metros de longitud por 45 de anchura); los 40.000 metros cuadrados del tramo entre la Meridiana y la Diagonal (unos 1.000 x 40), y los 15.000 metros cuadrados del tramo que va desde la Diagonal hasta Travesera de Gracia (unos 1.000 x 15). A esas mediciones habría que añadir la superficie de las calles adyacentes parcialmente ocupadas por manifestantes, pero también habría que restar las zonas escasamente ocupadas de la calle Marina, sobre todo los laterales del tramo central y de las zonas más cercanas a Travesera.

manifestacion 11n 08

Manifestantes con banderas esteladas en la marcha de este sábado

Lejos de las cifras millonarias de otras movilizaciones

Asimismo, la comparación con las cifras de participación en otras movilizaciones independentistas vinculadas el denominado procés también muestra esos signos de agotamiento. Aunque los organizadores de la marcha de este sábado --la ANC y Òmnium Cultural-- la han presentado como una “diada por la libertad”, quedan lejos los números de asistencia difundidos por fuentes municipales en las Diadas de los últimos años. Basta recordar algunos de ellos. En 2012, la Guardia Urbana cifró la asistencia en un 1,5 millones. En 2013, la Generalitat habló de 2 millones de asistentes a la Via Catalana per la Independència --la cadena humana--. En 2014, la Guardia Urbana calculó 1,8 millones de asistentes. En 2015, la Via Lliure --la gran v con el vértice en la plaza Glòries-- tuvo una participación de 1,4 millones, según la Guardia Urbana. En 2016, la suma de las cinco concentraciones --según fuentes municipales de Barcelona, Tarragona, Lleida, Berga y Salt-- supuso una participación de 800.000 personas. Y, finalmente, la Diada de este año reunió a un millón de personas, según la Guardia Urbana. Todas ellas son cifras superiores a las ofrecidas por la policía municipal para la concentración de este sábado.

Bien es cierto que los 750.000 participantes calculados por la Guardia Urbana este sábado superan los 450.000 cifrados por el mismo cuerpo en la manifestación del 21 de octubre contra el encarcelamiento de los Jordis, que se produjo cinco días antes. Sin embargo, se aleja mucho de los datos de otra movilización reciente, como fue el referéndum secesionista ilegal del 1-O, en el que, según la Generalitat, participaron más de 2,2 millones de personas, a pesar de los incidentes que se produjeron.

Cansancio

El incesante número de movilizaciones también puede haber generado un cierto cansancio en las filas independentistas. Cabe recordar que el secesionismo se ha movilizado masivamente hasta en ocho ocasiones en los últimos dos meses: la Diada del 11 de septiembre; las protestas del 20 de septiembre contra las detenciones de altos cargos del Govern; el referéndum secesionista ilegal del 1-O; el “paro de país” del 3 de octubre; las manifestaciones del 17 y 21 de octubre contra la detención de los Jordis; la huelga política independentista del 8 de noviembre, y la concentración de este sábado.

En definitiva, la manifestación de este sábado ha sido sin duda una nueva demostración de fuerza del independentismo, pero menos que en otras ocasiones.