Pimec se ha desmarcado este lunes de la huelga general convocada por la organización minoritaria Interesindical-CSC el próximo miércoles, 8 de noviembre. La patronal presidida por Josep González asegura que “no es el mecanismo adecuado para canalizar el malestar social ante la actual situación política”.
Advierte, igual que Foment del Treball, que la protesta “no responde a ningún conflicto entre empresa y trabajador” y muestra su rechazo en que se “instrumentalice el concepto de huelga general por motivos ajenos a los laborales”. Aunque a diferencia de la patronal de grandes empresas, ha decidido no denunciarla ante los tribunales.
Puerta abierta a un nuevo ‘paro de país’
La postura de Pimec ante la protesta cobra importancia en la medida de que forma parte de la llamada Taula per la Democràcia. Es una de las dos patronales que está presente en este ámbito de diálogo transversal junto a la díscola de Foment, Cecot, y fue uno de los convocantes del paro de país del pasado 3 de octubre.
Una nueva modalidad de protesta muy parecida a la huelga general en que empresarios y trabajadores tenían que pactar qué reivindicación se hacía en cada compañía sin efectos sobre los salarios.
En esta ocasión, la organización afirma que existen otras vías de movilización que “no perjudiquen más a la economía, el tejido empresarial y el empleo”. Reitera que cualquier protesta que afecte “directamente a la jornada laboral debería ser pactada entre empresa y trabajadores”. Una manifestación que desde algunos sectores ha sido interpretado como que deja la puerta abierta a un nuevo paro de país.
Malestar social
Pimec manifiesta en la misma nota a los medios que “comparte el malestar social” ante el actual conflicto político. Hace de nuevo una “denuncia contra las recientes y desproporcionadas decisiones judiciales de la Audiencia Nacional”, que ha decidido mandar a prisión al exvicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, y buena parte de sus consejeros por el procés.