La empresaria Sol Daurella fue miembro fundadora de Diplocat, la entidad independentista que el viernes Mariano Rajoy, en plena rueda de prensa del anuncio del 155, sentenció al anunciar su cierre como uno de los puntales del proceso secesionista. La presidenta de Coca-Cola European Partners no pudo resistir críticas y, sobre todo, el conato de boicot a sus productos, y decidió dimitir en cuestión de semanas, alegando en sus círculos que todo era una confusión.
Quien no estaba confundido era su marido, el hombre de negocios nacionalista Carles Vilarrubí. El que fuera vicepresidente del Barça y todavía consejero de Fira de Barcelona, imputado en la Audiencia Nacional por el caso Pujol, en su afán de contribuir a la causa independentista y “llevarse bien” con el nuevo Govern, decidió embarcar a su esposa en Diplocat. Raül Romeva, el hábil exconsejero de Relaciones Exteriores, le sacó buen partido al fichaje y la hizo protagonista entre los ilustres catalanes llamados a ejercer de embajadores de la futura república catalana por el mundo.
Portazo a Romeva
Fuentes internas de Coca-Cola en España, con sede en Madrid, quedaron perplejos del movimiento de Daurella y tuvieron que ponerse a evaluar, informe sobre informe, de lo que estaba sucediendo y preparar todos los planes de contingencia posible. Muchos culpabilizaban a Vilarrubí del error garrafal de Daurella. Entre otros, Marcos de Quinto, ejecutivo vinculado a la cúpula mundial del gigante de los refrescos de Atlanta. La crisis se saldó con un portazo de Sol Daurella a Raül Romeva y su Diplocat.
Ahora se demuestra que la polémica institución era el pilar central de la internacionalización del proceso independentista de Puigdemont y Junqueras, y que ha funcionado en términos propagandísticos a la perfección, según los expertos en la materia. Con todo, Diplocat no ha resistido la avalancha explícita de Naciones Unidas, la Unión Europea, Inglaterra, EEUU y cientos de países que no reconocen ni reconocerán la independencia de Cataluña.
Dimisión, pese al mensaje de apoyo
Muchos de los integrantes y colaboradores de Diplocat, los que han permanecido como miembros activos, pueden enfrentarse a severas consecuencias legales, según fuentes jurídicas.
Mientras, el pasado 1 de octubre, Carles Vilarrubí dejó la vicepresidencia del Barça por la falta de compromiso del club con el proceso independentista, con la excusa de que el presidente y los jugadores decidieron jugar el partido de liga correspondiente para no perder los puntos y, en consecuencia, la temporada. Antes de anunciar su dimisión, Vilarrubí le dijo textualmente a Josep Maria Bartomeu: “Presidente, estaré de acuerdo con lo que tú decidas”. Cinco minutos después, anunció su dimisión. Vilarrubí es también el segundo accionista de las emisoras de radio que controla el Grupo Godó y, hasta hace unos meses, tertuliano habitual de RAC1 los viernes.