No habrá más suspensiones. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha garantizado la normalidad en el día a día del consistorio barcelonés. Al menos, a puerta cerrada y en la intimidad de su despacho, ya que se ha reunido con los principales grupos de la oposición y así se lo ha asegurado a sus líderes.
Lo hizo tras la celebración del pleno extraordinario del pasado jueves, 26 de octubre, a petición de las formaciones independentistas, ERC y el Grupo Demócrata, para debatir el rechazo a la aplicación del 155, dar apoyo a las instituciones catalanas y pedir la libertad de los Jordis.
Plenos aplazados
Colau salió de unas de las sesiones más tensas y tajantes de su mandato sin esconder un gesto alterado y malhumorado tras visualizar la escena: enfrentamientos en su propio gobierno entre la concejal Janet Sanz y la socialista Carmen Andrés; peticiones reiteradas de ruptura con el PSC; enfado de su socio Jaume Collboni y un largo etcétera de desplantes y continuos y tú más.
Se celebraba entonces un pleno extraordinario justo un día antes del viernes en el que tendría que haberse celebrado el pleno ordinario del mes de octubre, aplazado a petición de los grupos independentistas, también, para el próximo jueves debido a la situación de excepcionalidad que vive Cataluña.
Mensaje de normalidad
Pero la alcaldesa quiso contentar a todas las formaciones y, en cuanto finalizó la sesión, hizo llamar a los líderes de Ciudadanos, Carina Mejías; y Partido Popular, Alberto Fernández, para transmitirles un mensaje de tranquilidad y normalidad que, según ella, cumplirá a rajatabla. Una reunión en la que no estuvo presente Collboni, pese a ser parte del gobierno municipal --por lo menos de momento--, y a la que no invitó a ningún otro partido, según confirman las propias formaciones.
Pese a haber suspendido hasta cinco plenos, cuatro comisiones y cinco consejos de barrio tras la celebración del referéndum el pasado 1 de octubre, la líder de Barcelona en Comú opina ahora que la actividad municipal no debe paralizarse más y así lo promete, pese a admitir que las circunstancias actuales son difíciles.