La vorágine provocada por las decisiones políticas de última hora y los posicionamientos tanto del Govern de Carles Puigdemont como del Ejecutivo de Mariano Rajoy han marcado un clima de tensión que, inevitablemente, ha salpicado también al Ayuntamiento de Barcelona.

El mandato actual de la capital catalana bajo las directrices de los 11 concejales de Barcelona en Comú y los 4 del Partido Socialista de Cataluña, se tambalea. La propia alcaldesa, Ada Colau, expresó --tímidamente al principio y algo menos, después-- su voluntad de romper el pacto con Jaume Collboni si los socialistas apoyaban la aplicación del artículo 155 en Cataluña.

Solitario

El teniente de alcalde de Empresa, Cultura e Innovación lleva negando, desde entonces, que el acuerdo de gobierno que firmaron en mayo de 2016, un año después de la llegada de Colau a la alcaldía, esté en peligro. Lo aseguraba él y lo ratificaban Miquel Iceta y Pedro Sánchez: no es quebrantable.

Sin embargo, el pleno extraordinario vivido este jueves, 26 de octubre, en el consistorio barcelonés y los gestos que se produjeron en la sesión más tensa desde que ambos partidos son socios no transmiten lo mismo. Empezando por la llegada al Salón de Plenos de Jaume Collboni, que suele ser junto a la alcaldesa y el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello. No fue así.

Dictadura

El mismo número dos de Colau fue el encargado de remarcar, siempre que tuvo ocasión, que el partido socialista aboga por la aplicación del 155. “Si se aplicase, tal y como propone el PSC, estaríamos en un momento sin precedentes que entronca con la dictadura de Primo de Rivera”, dijo en su intervención en el pleno extraordinario que finalizó aprobando el rechazo a las medidas del Gobierno español y pidiendo la libertad de los Jordis.

Collboni respondió no menos tajante. “Inmenso fracaso colectivo”, fue su definición de la sesión de este jueves que, para el socialista, no fue otra cosa que un intento por parte de ERC y el PDeCAT de romper su pacto de gobierno con Colau. “Reproducen en versión ayuntamiento lo que pasó el 6 y 7 de septiembre en el Parlament”, criticó.

La alcaldesa observó la escena nerviosa en todo momento, alterada (“¿Se me ha notado mucho? Mira que intento ser disimulada”, dijo luego en los pasillos consistoriales a los medios) y especialmente atenta a los gestos de los interlocutores.

Los principales impulsores de la propuesta de rechazo al 155, Alfred Bosch y Xavier Trias, contribuyeron en gran parte a agrandar la grieta provocada por el independentismo. Ambos reiteraron la petición de un pacto BComú-ERC-PDeCAT, tal y como hicieron público esta semana.

Pelea

Como colofón a una sesión tensa, la discusión acalorada que se dio al acabar la votación entre la portavoz del grupo municipal socialista, Carmen Andrés, y la concejal de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz. Esta última permaneció cruzada de brazos la mayor parte del pleno e intentaba reprochar algo a Andrés, que solo decía “Ya está bien”, sin dejarla hablar.

Un Collboni abatido, quizá decepcionado, fue de los primeros en abandonar la sala en solitario. Antes, dedicó un aplauso irónico a todos los partidos de la oposición mientras repetía “Muy bien. Muy bien”.