Es el hombre que enseña a los independentistas a resistirse a la policía. Martí Olivella (Barcelona, 1955) vive estos días su pequeño frenesí revolucionario: es el monitor de los talleres de desobediencia no violenta que celebra el brazo ciudadano del secesionismo en varios puntos de Cataluña.
Olivella formó a cien personas --muchas de ellas mayores-- el lunes en Vic (Barcelona) e hizo lo propio ayer en la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y Matadepera. En los tres casos, los clinic insurgentes los convocaron los llamados Comités de Defensa del Referéndum (CDR), grupos cercanos a la CUP nacidos antes del 1 de octubre para blindar los colegios electorales del referéndum ilegal, y que siguen activos.
¿Qué enseña el activista en estos cónclaves pseudogandianos? "Todo lo que hacemos es público y se puede encontrar en la web En peu de pau (en pie de paz en catalán). Tratamos la desobediencia civil no violenta. Explicamos que cada uno se conozca a sí mismo y se implique en las movilizaciones según sus capacidades, con conocimiento", explica.
"No podrán con 60.000 detenidos"
Según el también director de la oenegé NOVA Innovació Social, los talleres beben de iniciativas como la Marcha de la Sal de Mahatma Gandhi, una protesta masiva en 1930 por la liberación de India del Imperio británico.
"Los locales desecaban sal y no pagaban los impuestos coloniales. Ello era delito y los detenían, claro. Pues bien, cuando hubo 60.000 arrestados, el Imperio tuvo que empezar a negociar con Gandhi", explica Olivella.
¿Puede ocurrir ello en Cataluña? "La gente, libremente, decide si quiere participar en una movilización. Y claro, se exponen a multas, embargos o detenciones. Pocos no causan efecto. Si son muchos, ya veremos", alerta.
"La no violencia no yerra"
Según el activista, exinsumiso y una de las caras visibles del movimiento 15M, la no violencia está exenta de error. "Una causa que utiliza la desobediencia pacífica puede ser equivocada. Si a la postre resulta que lo es, no has dañado a nadie. En cambio, una causa defendida con violencia no puede remediar sus efectos si era equívoca", argumenta.
Ese quebranto de la ley, ¿no rompe las normas mínimas de convivencia de cualquier estado? "No se trata de leyes. La esclavitud fue legal. Hacer huelga era ilegal, igual que el sufragio femenino. Muchos derechos se consiguieron desbordando los ordenamientos jurídicos".
Bajo su punto de vista, resistirse a los cuerpos y fuerzas de seguridad "ha demostrado ser efectivo". "¿Por qué la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía bajan la intensidad de las cargas el 1 de octubre antes de comer? Pues eso, porque ven el resultado", apostilla.
Objetivo: el estado
Pese al barniz pacifista, los alumnos de Olivella no dejan lugar a la duda cuando hablan. Lo que aprenden es para torpedear al Estado.
Una de las activistas prosecesión que participó en el taller insurgente de ayer en Matadepera --una de las poblaciones catalanas con más renta per cápita-- es Carme Campanyà. La responsable local de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) de la localidad barcelonesa promete "resistir hasta el final" defendiendo "las instituciones catalanas".
Según ella, la sesión buscaba "preparar a la gente física y psicológicamente para las intervenciones policiales". "El 1 de octubre nos equivocamos. Pensamos que si había gente mayor en primera línea, la policía no cargaría. Erramos. Ahora se pondrá quien pueda y el resto empujaremos. ¿Yo? Al frente", avisa esta activista de 66 años.
¿No teme esta vecina la actuación policial o judicial? "En absoluto. Lo que hay es ilusión. Sólo mira el porcentaje de gente mayor que participa en los talleres de desobediencia. No hay temor. Creemos que el president Puigdemont responderá el viernes. Y nosotros estaremos allí para asegurarnos de que cumple", concluye henchida de orgullo.