El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) tiene un nuevo código ético para sus altos cargos. La alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, preside esta administración pública, que engloba a 36 municipios de los alrededores de la ciudad. De hecho, fue ella la que se comprometió a llevar la austeridad también a esta institución cuando empezó su mandato en 2015.
Ésta es una de las reglas del documento. Evitar gastos innecesarios y recortar aquellos excesivos en la propia Administración fue una de sus máximas durante la campaña para las elecciones municipales. De la declaración de intenciones a los hechos, hay un trecho.
En el apartado de la “ética en la gestión directiva”, uno de los puntos aboga por la “calidad y austeridad: asegurar una buena gestión del gasto, con criterios de prudencia y austeridad, poniendo el interés general por delante y el servicio directo al ciudadano, por lo que es necesario reforzar la dimensión ética de los procesos de decisión, valoración meritoria y adjudicación de costes”.
Nada nuevo
El código ético entró en vigor el miércoles, 18 de octubre, cuando se anunció su aprobación en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona (BOPB). Para elaborarlo hizo falta crear la Agencia de Transparencia del AMB, y el documento ha sido su primera ocupación. Según la propia institución, “no establece ninguna norma nueva; simplemente es una recopilación, para poner en un mismo sitio todas estas reglas en nuestro contexto”.
El reglamento se aplica a todos los cargos representativos, todos los miembros del Consejo Metropolitano —del que forman parte todos los alcaldes y los concejales elegidos—, los altos cargos y directivos tanto del AMB como de sus entidades vinculadas y prestadoras de servicios. Controlar el dinero público, prevenir los conflictos de intereses, la igualdad de oportunidades entre empleados y empleadas, y limitar la burocracia son algunas de las intenciones que pretende incorporar al gobierno de la AMB.
Los sueldos del AMB
Precisamente el director de la Agencia de Transparencia del organismo público es de los directivos que más predica el ejemplo de austeridad, aunque a alto nivel. El sueldo para este cargo se sitúa en los 77.713,66 euros anuales, unos 6.500 euros al mes.
Pero los salarios más altos superan los 100.000 euros al año. El gerente de la institución es el que más cobra, con 108.067,61 euros, unos 9.000 al mes. Los directores de Servicios Generales, Medio Ambiente y Movilidad y Transporte también superan la retribución de 100.000 euros anuales.
El cambio de mobiliario tampoco casa con la reivindicación de la austeridad. El AMB se gastó 18.000 euros en 30 sillas en agosto. Se trata de los asientos de las salas de comisión de gobierno y de presidencia. Durante la campaña electoral, Barcelona en Comú criticaba que el “AMB es la cueva de Alí Babá y los 40 ladrones: gastos suntuarios, viajes, dietas…”. El código clama que todo esto se va a terminar.