La televisión pública catalana lo ha vuelto a hacer. El gran despliegue en las manifestaciones independentistas y el tono de estas coberturas contrastan con el tratamiento de la concentración por la unidad de España de este domingo. La actuación de TV3 ha sido de nuevo parcial.
La actitud crítica ante ciertos cánticos que se han escuchado a lo largo de la jornada ha sido clara, especialmente en aquellos que hacían referencia a un posible ingreso en prisión del major de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, y del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Ha sido en varias ocasiones que los profesionales que cubrían la marcha han mostrado sorpresa por la gran cantidad de asistentes. Tanto los gritos contra Trapero y Puigdemont como los manifestantes llegados de toda España han estado en boca de los periodistas durante toda la cobertura.
Señal y micrófonos
En un momento dado, la cadena pública catalana ha perdido la señal y ha tomado prestada la de Televisión Española. Los servicios técnicos de TVE lo han detectado pasadas las 12.00 horas, una vez empezada la conexión. De esta forma, TV3 ha usado las imágenes sin pedir permiso antes.
Alguno de los informadores que han formado parte de la cobertura de la manifestación no han exhibido el logo del canal –ni de ninguno de los de la televisión pública– en sus micrófonos. El tono afligido los ha acompañado a lo largo del día.
El ayuntamiento, de perfil
La masiva afluencia de catalanes se ha producido pese a las dificultades de transporte. Los vehículos privados tenían serios problemas para acceder a la zona de la manifestación --los Mossos incluso han ordenado la retirada de motos estacionadas en el paseo Nacional de la Barceloneta--, mientras que al menos 26 líneas de autobuses se han visto afectadas.
La empresa pública municipal, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), pese a que preveía esas dificultades, no ha reforzado ninguno de sus servicios, ni subterráneos ni de superficie. Por eso, las líneas de metro se han convertido en auténticas ratoneras, colapsadas desde dos horas antes del mediodía.
Una actitud que no tiene nada que ver con la colaboración que TMB presta cuando las movilizaciones son de signo contrario, como es el caso de las fiestas del 11 de septiembre, días en los que se concentran en Barcelona un número de personas similar al de hoy.