Está situado en el popular barrio de Sant Antoni de Barcelona y es uno de los locales donde el “comité de defensa” de la CUP enseña a los vecinos cómo ejercer la resistencia pacífica ante los Mossos. Este Centre de Dia de Gent Gran está custodiado las 24 horas del día por simpatizantes del derecho para impedir que la policía precinte el local.
Taller para niños mientras los adultos reciben lecciones de resistencia pacífica
Durante toda la víspera del 1-O, los vecinos se han ido turnando para defender este enclave electoral. Algunos comen allí mismo, en las mesas que se han instalado junto a la fachada; otros ofrecen sus casas para descansar. Pero siempre hay alguien de guardia, dispuesto a utilizar las redes sociales para informar si llega la policía.
Estos comités de defensa creados por los antisistema están integrados por representantes de entidades, asociaciones, partidos y vecinos que enseñan cómo garantizar y defender el referéndum, con información, acciones y resistencia pasiva.
Micrófono en mano
Micrófono en mano, un miembro del comité ensayaba esta mañana cómo hacer una sentada o cuáles son las posturas más adecuadas para protegerse de “la porras”. Medio centenar de personas, entre los que hay jóvenes, adultos y ancianos en silla de ruedas, escuchan las recomendaciones. De vez en cuando uno toma la palabra. “Yo quiero votar y no preocupa nada más”, afirma una mujer. Poco después, un señor mayor explica cómo ya sufrió la represión del franquismo. Una jubilada asegura haber trabajado “con los grises mirando”.
Los instructores llaman a la calma, están convencidos de que no habrá violencia porque “el mundo nos mira” y los Mossos no pueden permitirse dar esa imagen.
Hay confusión sobre la hora a la que hay que acudir a votar. ¿Las 6, las 7? Unos son partidarios de ir más temprano. De hecho, las últimas indicaciones de la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium es acudir a las cinco de la mañana. El objetivo es sabido: formar colas gigantes que permitan divulgar imágenes muy potentes.
Y mientras los mayores hablan de política, de represión y de libertades, los más pequeños hacen dibujos y manualidades en un taller improvisado en la calle.