Como si fuera la Diada, fiesta de Cataluña por excelencia que los independentistas hicieron suya a partir de cierto año en el que empezaron a intensificarse las movilizaciones a favor de la ruptura con el resto de España. En la concentración catalana que se celebró este jueves, 21 de septiembre, frente al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) imperó el ambiente festivo. La indignación y el enfado provocados por las detenciones del miércoles daban paso a un incansable sinfín de cánticos y bailes convencidos de que el próximo 1 de octubre se celebrará un referéndum.
Mayores y jóvenes, gente de todas las edades, se daban cita a las 12 del mediodía en el Arc de Triomf de Barcelona para protestar ante el alto tribunal catalán por los dirigentes presos y para pedir su libertad. "Es importante que reflejéis la realidad de lo que se está viviendo aquí", aseguraba a la prensa un hombre, y añadía la importancia de salir a la calle para protestar ante una situación que le recordaba demasiado a su juventud. Lo mismo opinaba una de las mujeres que presenciaban la escena: "Yo he vivido situaciones de represión que no quiero repetir".
Incansables
Este jueves, al igual que el día anterior, entre los asistentes a la protesta se encontraban quienes habían pedido fiesta en sus puestos de trabajo, pese a que ya no eran tantos. Predominaban los jóvenes en edad estudiantil, principales promotores de los cánticos reivindicativos como "esto con Franco sí pasaba". "Está bien, ésta", decía un hombre tras escucharla por primera vez y unirse a los coros.
Quizá porque fueron los jóvenes el motor energético principal, el paseo Lluís Companys no dejó de sonar en ningún momento, ni siquiera a mediodía, cuando los organizadores dieron por aplazado el acto hasta un par de horas para ir a comer. En todo momento, gritos de "¡votaremos!", "¡independencia!" y "¡democracia!", y cánticos como "adiós, Mariano Rajoy, adiós", "las calles serán siempre nuestras" o "¿dónde están las papeletas?, ¿las papeletas dónde están?" amenizaron la movilización. Había quien los acompañaba con el sonido de sus instrumentos musicales, llevados para la ocasión.
Celebración familiar
Mientras, del TSJC iban saliendo los que estaban citados también --aunque por otros motivos-- ante la justicia y se asombraban al comprobar las miles de personas agolpadas en la puerta. Una familia de etnia gitana se quedó inmóvil en la puerta del tribunal y recibió los aplausos de todos los allí presentes, a lo que respondieron con saludos y sonrisas.
Como en la celebración de cualquier Diada, acudieron familias con niños y mascotas ataviados todos con banderas independentistas y bailando al ritmo de la música de Lluís Llach y Eléctrica Darma, además de otras canciones como la mítica Passi-ho bé, dedicada estos días a los miembros de la Guardia Civil para que abandonen tierras catalanas.
Protesta permanente
La idea principal entre los independentistas es afincarse ante la puerta del TSJC por un tiempo indefinido para pedir la libertad de los políticos detenidos y no abandonar la zona hasta que no estén todos fuera de la cárcel. "Si la gente planta una tienda de campaña aquí, ya...", decía una organizadora.
Un dato curioso de las protestas en forma de celebraciones es la rapidez con la que se han organizado no solo en cuanto a las concentraciones, sino también por lo que respecta a los carteles. ¿Contaban, tanto Govern como asociaciones independentistas, con estas actuaciones?