El presidente catalán, Carles Puigdemont, sube el tono de su discurso tras las votaciones en el Parlament y a dos días de la Diada. En la clausura del consejo nacional del PDeCAT celebrado este sábado por la mañana en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ha cargado a la vez contra toda la oposición catalana, el Tribunal Constitucional y el “Estado autoritario y demofóbico y reclama “desbordar” en la manifestación de la Diada-
“Una movilización masiva sin incidentes” que pone “nervioso” al Gobierno central, según su valoración. La misma que se deberían repetir en la llamada a las urnas en tres semanas. “Si el día 1 de octubre están llenas de votos, a ver quién nos dice que no tienen garantías”.
Compartir los preceptos independentistas
Puigdemont asegura que no caerán “en las provocaciones” y que es el momento de demostrar que los independentistas son una “mayoría legal, legítima y persistente”. “Tenemos razón y tenemos derecho” a celebrar el referéndum, ha afirmado ante los dirigentes del PDeCAT.
Pide a todo el mundo que comparta esta reivindicación con los “amigos, la familia y en el trabajo” para conseguir una cadena que legitime. “Esto es democracia”, sentencia.
Las ‘trampas’ de los contrarios al 1-O
Avisa que nadie debe caer en las “trampas” de los que no son partidarios de la convocatoria recurrida en el Constitucional. Relata que todo debate sobre las presuntas garantías del referéndum debe acabar con una pregunta: “¿Me dejará votar el 1-O?”. Si la respuesta es negativa, “no son garantías democráticas”.
Acusa a los contrarios a la votación a estar “desesperados” porque el “suflé independentista no baja desde 2010” y de ser espectadores “impotentes” de que “ante más querellas y amenazas, más voluntarios y ayuntamientos comprometidos” a celebrar la votación.
Argumenta que la votación se escuda en el “derecho de los pueblos a la autodeterminación” que se ampara, a su vez, en los “derechos humanos” que prevalen sobre toda norma. “Los regímenes autoritarios quedan debilitados y desligitimados” ante este panorama, el actual escenario catalán según Puigdemont.