Lo que hubiera sido un trámite procesal normal, armónico y eficaz, se convirtió durante unas horas de este jueves, 20 de julio, en una especie de vodevil ridículo, impropio de una institución seria como lo es un Gobierno autonómico.
El conseller de la Presidencia, Jordi Turull, se vanaglorió de haber dado órdenes a sus subalternos (a los mossos d'esquadra destinados en el control de acceso del Palau de la Generalitat) para que no dejasen entrar a la Guardia Civil que investiga al exconseller Germà Gordó por corrupción.
Pero, en realidad, la Guardia Civil no quería entrar, ni tenía intención operativa de hacerlo. Sólo pretendía hacerse con los documentos requeridos por el juez que investiga a quien fuera mano derecha de Artur Mas. Pero aun así, Turull ha reiterado que ordenó a los mossos que allí no entrase ningún guardia civil.
Los guardias, perplejos
Los agentes (comisionados por el juez del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, TSJC), perplejos por la trascedencia mediática del asunto, entregaron el requerimiento y esperaron pacientes a que los responsables administrativos del Palau y de la secretaría de Gobierno, facilitasen la información solicitada.
Pero iban pasando las horas y, tras contactar con el juez instructor, Carlos Ramos, se personó allí el fiscal del caso --José Grinda-- quien, con muy buenos modales y sin ánimo coercitivo alguno, pidió acceder a palacio y poder así entrevistarse con algún responsable de Presidencia. Pero Turull, apenas atisbó la presencia del miembro de la Fiscalía Anticorrupción (fiscal del caso 3%) en los pasillos de Palau, se esfumó.
Turull, ya no está
Turull, que parece no estar llamado a soportar los efectos de sus desplantes, intentó parar el golpe mandando a su jefe de gabinete al encuentro con el fiscal. Este subordinado, solícito, y haciendo gala de una exquisita educación saludó al funcionario y en pocos minutos facilitó a los guardias civiles la información referida. El retraso en la entrega, según explicó, obedecía a problemas de la fotocopiadora.
“Ha tenido que venir el hermano de Zumosol para que estos se pongan las pilas”, ha explicado a este medio una fuente de la Guardia Civil no falta de ironía. Un abogado penalista experto en casos de corrupción ha añadido: “No, no ha sido eso. Es que sólo se teme lo que no se controla, y lo único que no ha controlado nunca la antigua CDC es a la fiscalía”.
Fuentes de la Fiscalía Anticorrupción han explicado a este medio que en términos generales la colaboración institucional con la investigación ha sido “muy buena”.