Son 200.000 votos que podrían decantar unas elecciones y, por tanto, los más cotizados en estos momentos de incertidumbre política en Cataluña. Son 200.000 votos de personas indecisas o identificadas con un catalanismo huérfano tras la conversión independentista de CDC y la disolución de UDC. No es de extrañar, por tanto, que en los últimos meses hayan aparecido cuatro plataformas o partidos políticos que buscan hacerse con ese electorado o crear opinión en favor de una centralidad perdida.
Unos lo hacen casi obligados, tras ser desterrados del partido al que pertenecían por un supuesto caso de corrupción, como es Nova Convergència, la nueva asociación creada por el exconsejero Germà Gordó. Otros lo hacen convencidos de que Cataluña necesita un catalanismo liberal que presente batalla al independentismo y al populismo de los comunes, como es Lliures, con Antoni Fernández Teixidó como líder. Hay quienes unen sus fuerzas como corriente de opinión, como Portes Obertes al Catalanisme (formado por Tercera Via y Construïm) o, por el contrario, quieren hacerse con la herencia de UDC mediante la creación de un partido transversal, catalanista y humanista, como Units per Avançar.
¿Y cómo queda el PDeCAT ante toda esa amalgama de siglas? Pues con menos fuerza, dado que a pesar de su apuesta por el independentismo, el futuro es incierto y aciago, según las encuestas de intención de voto, por lo que los nuevos convergentes no pueden permanecer ajenos a ese electorado liberal y federalista que podría sumarse a una hipotética nueva refundación —¿Santi Vila como candidato?—. No obstante, que Germà Gordó haya decidido formar su nueva plataforma es visto con buenos ojos por el PDeCAT, ya que eso supone marcar distancias de un pasado de corrupción que les perjudica.
Units per Avançar
Otra cosa son esas plataformas con vocación o no de convertirse en partido. La última en sumarse a la categoría de formación política es Units per Avançar, apadrinada por el exlíder de Unió Josep Antoni Duran Lleida, y que ayer, 19 de junio, presentó su manifiesto fundacional. Se presentan como catalanistas, humanistas y federalistas, partidarios de un referéndum acordado y de pasar página de un procés que, consideran, ha dividido a la sociedad catalana. Entre los firmantes de este manifiesto figuran dos exdirigentes de UDC, Montse Surroca y Conxita Tarruella, así como empresarios, directivos, médicos y profesores. Son transversales, dicen, y aunque Duran no ha firmado todavía, sí ha participado en la construcción de este nuevo partido.
Nova Convergència
El sábado fue la asociación de Germà Gordó, Nova Convergència, la que asistió a su puesta de largo. Le roba el nombre a sus antiguos compañeros de partido, algo que los nuevos dirigentes del PDeCAT aplauden, pero que no agrada a quien fue su mentor, Artur Mas. Tras romper el carné del partido y convertirse en diputado no adscrito, el exconsejero de Justicia no cierra puertas, a pesar de que pesa sobre él una investigación por su supuesta implicación en la financiación irregular de CDC mediante el cobro de comisiones del 3% por la adjudicación de obra pública.
Lliures
Menos inocua es la creación de Lliures, pilotada por otro exconsejero de CiU Antoni Fernández Teixidó, que el pasado viernes oficializó la conversión de su plataforma en partido político. A diferencia de Units per Avançar, Lliures pone el acento en el liberalismo, aunque ambas formaciones políticas creen en la empresa como motor de la economía. Teixidó juega con ventaja, pues lleva construyendo su plataforma desde hace muchos meses y generando sinergias en el mundo empresarial. Es un animal político, gran orador y muy conectado con los medios de comunicación.
Portes Obertes al Catalanisme
Portes Obertes al Catalanisme también tiene cierta veteranía, pero de momento no aspira a convertirse en partido político. Está integrada por Tercera Via y Construïm, vinculadas respectivamente a antiguos cargos del PSC y UDC. Recientemente presentaron el manifiesto “Contra la ley, no; solo con la ley, tampoco”, donde se renuncia al referéndum y se insta al Gobierno a que establezca un marco de negociación con Cataluña. El exvicepresidente del Tribunal Constitucional Eugeni Gay; la exconsejera de Justicia de la Generalitat Pilar Fernández Bozal; el catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona, Xavier Arbós; la exconsejera de Gobernación Maria Eugènia Cuenca; el exprimer secretario del PSC Pere Navarro, o el exalcalde de Barcelona Jordi Hereu apoyan este movimiento catalanista.
PSC, Ciudadanos, ¿PP?
El voto catalanista, por tanto, es el más buscado en estos momentos de polarización. También los socialistas catalanes intentan pescar en este ámbito, que hasta el liderazgo de Pasqual Maragall siempre se había atribuido a la derecha. Incluso Ciudadanos parece que no renuncia a sacar provecho de ese limbo catalanista. O al menos eso dicen quienes reprochan a la formación naranja haber abandonado sus esencias --sobre todo lingüísticas-- para arrimarse al cotizadísimo voto catalanista. Entre quienes reprochan ese giro a C's figura el PP, aunque los populares catalanes también han hecho guiños a ese espectro ideológico designando a Santi Rodríguez y Enric Millo, identificados con esa opción, como número dos del partido y delegado del Gobierno en Cataluña, respectivamente.