Barcelona conmemora el que fue el atentado más salvaje cometido en el centro comercial Hipercor de la avenida Meridiana. Se cumplen 30 años de aquella barbarie ocurrida el 19 de junio de 1987, cuando el comando Barcelona de ETA colocó un coche bomba en el aparcamiento subterráneo. Murieron 21 personas y 45 fueron heridas de gravedad.
Al peso de la huella que han dejado ataques como aquel, se le suman las polémicas nacidas por las reacciones de las diferentes administraciones ante el terrorismo. Como la que se desató cuando Josep Lluís Carod-Rovira, entonces secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se reunió con exmilitantes de ETA para que no atentaran en Cataluña.
Su partido no confirmaba ni desmentía la noticia en un inicio, pese a que se dio cita con los terroristas para pedir que se abstuviera de atacar a cualquier punto del territorio catalán a cambio de dar cobertura política a la izquierda abertzale y a las actividades del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV).
Visita polémica
El encuentro de Carod-Rovira fue en enero de 2001 y más reciente fue otra de las polémicas vinculadas al terrorismo vasco. Concretamente en mayo de 2016, cuando el secretario general de Sortu, Arnaldo Otegi, visitó el Parlamento de Cataluña.
La visita del líder abertzale fue aplaudida por el sector independentista y rechazada por las víctimas de terrorismo. Otegi fue invitado por la CUP y tuvo reuniones formales también con ERC, Convergència y Catalunya Sí Que Es Pot, además de con Carme Forcadell y Oriol Junqueras. Carles Puigdemont no le recibió, pero defendió su presencia en Cataluña.
La última polémica se ha dado esta semana, cuando el Ayuntamiento de Barcelona ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para participar en el acto conmemorativo de los 30 años del atentado del Hipercor. “Jamás olvidaremos el impacto, el terror, la sensación de que nos habían atacado en el corazón de nuestra ciudad y de que las víctimas eran nuestros vecinos y vecinas”, escribía la alcaldesa.
Mensaje hiriente
Pero el mensaje del consistorio barcelonés no fue bien recibido por la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), que envió una carta a la alcaldesa reclamando que suspendiera la convocatoria del acto organizado por la administración municipal.
Su presidente, José Vargas, lamenta que después de 30 años de “inhibición y desidia”, pretendan organizar lo que para él es un "espectáculo". Critica que Colau cediera un local en el consistorio barcelonés para “agasajar al jefe terrorista Arnaldo Otegi” sin tener consideración con las víctimas y “apropiarse de un evento que siempre hemos organizado nosotros y usted ha brillado por su ausencia”.