“La ciudadanía esperaba respuestas”, asegura el diputado de Ciudadanos Jean Castel (Girona, 1966), que acaba de abandonar la presidencia de la llamada comisión Vidal (Comisión sobre las Actuaciones del Govern para Preparar la Secesión de Cataluña del resto de España). Este órgano parlamentario pretendía arrojar luz sobre las declaraciones del exsenador de ERC y magistrado Santi Vidal, quien aseguró que el Govern tenía datos fiscales de los catalanes obtenidos ilegalmente. Junts pel Sí y la CUP bloquearon las comparecencias pedidas por los grupos de la oposición, lo que ha dejado la comisión vacía de contenido.
-Pregunta. ¿Por qué ha dimitido como presidente de la comisión Vidal?
-Respuesta. La comisión tenía un objetivo, que se ha visto bloqueado ante la imposibilidad de elaborar un plan de trabajo. Sorprende que se produzca en el caso de una comisión solicitada por los grupos parlamentarios a la que la Mesa del Parlament dio un trámite, no político, sino de obligada tramitación al tratarse de una comisión de investigación. Demuestra que el legislador se olvidó de algo.
-¿De qué se olvidó?
-De evitar que una mayoría parlamentaria puede bloquear un plan de trabajo. Esta comisión tenía una vida de 60 días para elaborar unas conclusiones y elevarlas al Pleno, pero ha quedado muerta. Por responsabilidad y por no querer participar en lo que unos han querido provocar, mi renuncia a esta presidencia era de obligado cumplimiento.
El diputado Jean Castel en el registro de la Cámara catalana
-Hay quien habla de fraude democrático…
-Una comisión de investigación cuya tramitación es obligatoria nunca debería verse paralizada por una mayoría que la bloquea. Una comisión tenía una finalidad clara, poner luz y argumentos sobre algo que ha ocurrido. Y cuando algunos bloquean un plan de trabajo para evitarlo, evidentemente se puede interpretar como un fraude a la democracia. Y también a lo que debe cumplir un parlamento, poner luz a un determinado asunto.
-¿Qué pasará ahora? La Mesa del Parlament alega que es decisión de la propia comisión decidir qué se hace.
-Eso se debería preguntar a quien se nombre presidente, si es que se nombra. En efecto, la comisión deberá decidir qué se hace tras el bloqueo de unos trabajos que determinados grupos queríamos llevar a cabo. Pero, al mismo tiempo, quien se tiene que pronunciar sobre esa paralización y sobre la dimisión del presidente también es la Mesa, que debe dar salida a la situación que tiene ahora.
-Pero parece absurdo, porque si hay un nuevo presidente, se volverá a bloquear con la mayoría independentista.
-Tomo tu calificativo y lo aplico a lo absurdo que supone continuar al frente de una comisión que algunos han bloqueado y que, hoy por hoy, no tiene recorrido para cumplir con el objetivo para el que fue creada.
Resulta absurdo seguir al frente de una comisión que algunos han bloqueado y que, a día de hoy, no tiene recorrido para cumplir con el objetivo para el que fue creada
-¿Es un síntoma de lo que pasa en el Parlament?
-Es un síntoma más. Me genera malestar participar de las incoherencias que se están cometiendo. Ya no es tanto por los grupos parlamentarios que han solicitado la comisión, sino porque se trataba de dar luz a la ciudadanía ante una opacidad y ante una noticia que nos alarmó a todos en su momento. Ese bloqueo impide una información a la ciudadanía de obligado incumplimiento.
-¿Había ocurrido algo similar hasta ahora?
-Es la primera vez que nos encontramos en una situación así. El rechazo a las comparecencias que tuvo lugar en la última reunión nos sorprendió a todos, no había ocurrido nunca. Marca un precedente que nos entristece, pero también debe enriquecernos para el futuro. Pensemos que tenemos la oportunidad de cambiar el reglamento del Parlamento para evitar ese tipo de bloqueos. Pero no como se está haciendo ahora
-¿Se refiere a la reforma del reglamento para aprobar la ley de desconexión por la vía de urgencia?
-Esa reforma se está haciendo a favor del interés partitocrático de algunos. Pero en la comisión había una ciudadanía que esperaba respuestas.