Se cumplen ya dos años de aquel 25 de mayo en el que Ada Colau se convertía en alcaldesa de Barcelona y dejaba al convergente Xavier Trias contra las cuerdas. De baja actualmente por su reciente maternidad, Colau llega a la mitad de su mandato con dos principales cruces con las que debe lidiar: el exceso de turismo en la ciudad y la burbuja inmobiliaria que afecta al precio de los pisos, sobre todo de alquiler.
Los grupos de la oposición Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Partido Popular (PP) han realizado un análisis de la gestión del gobierno de Barcelona en Comú en la capital catalana desde 2015. Alfred Bosch, líder del partido republicano, pronunció una conferencia el pasado jueves en la biblioteca Bonnemaison que arrancó leyendo textos de varios ciudadanos en los que se manifiesta la decepción de muchos de ellos hacia la alcaldesa.
“Pero hay que ser justos y reconocer lo que han hecho bien”, añadía Bosch. Como el traslado de la cárcel Modelo, la llegada del Metro a la Zona Franca y la lucha contra los pisos turísticos ilegales. Medidas que, según el dirigente independentista, fueron condiciones de su grupo para negociar el presupuesto y el PEUAT (Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos).
Confianza rota
Alfred Bosch aseguró que la confianza inicial depositada en la alcaldesa se ha transformado en desconfianza total: “Hoy no investiríamos a Ada Colau”, sentenció, porque su gobierno no funciona y el clima de decepción es creciente por parte del grupo republicano pero, sobre todo, de la ciudadanía.
Como ejemplo, las quejas de turismo masivo en zonas como Sagrada Familia, el Gòtic o el Poble Sec, no resueltas todavía. O el incivismo que se vive en la zona del Puerto Olímpico, además de las dificultades de convivencia que se dan entre peatones, ciclistas, motoristas y conductores.
La situación de la vivienda, tema bandera de la líder de BComú en Barcelona, ha sido otro de sus fiascos. “Cuando prometieron que la situación de la vivienda mejoraría, la realidad es que baja drásticamente el número de pisos sociales. Y el precio se ha disparado”, aseguraba Bosch, tras alertar que, además, las tarifas probablemente aumentarían aún más al final del mandato.
En su conferencia, el portavoz municipal de ERC citó una lista de incumplimientos por parte del gobierno municipal como prometer consultas y no hacer ni una; el nepotismo (“Hay cinco parejas instaladas en el ayuntamiento que mezclan institución y partido”); combatir la opacidad en TMB; la cobertura de la Ronda de Dalt; el cierre del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) y la falta de acogida a los refugiados en Barcelona, entre otros.
Futura revolución
Quien también ofrecerá una conferencia el próximo martes en el Colegio de Periodistas de la Ciudad Condal será Alberto Fernández, presidente del PP en el consistorio. Aportará su análisis de la gestión de la alcaldesa y, como avance, ha explicado a Crónica Global que criticará la “confrontación ideológica impropia de un ayuntamiento que busca réditos municipales para llevar a cabo su propia revolución”.
Fernández sostiene que el balance de estos dos años está lleno de “confrontaciones ideológicas revanchistas que llevan a un retorno de la España de los años 30” y que, por otra parte, está vacío en aspectos esenciales como son la vivienda, el turismo y los servicios sociales.
Colau, en sus palabras, agita haciendo política y esconde su falta de acción de gobierno. “No quiere gobernar Barcelona”, asegura. Lo que realmente pretende es conseguir la mayoría que no obtuvo en 2015 para promover una ruptura municipal que ahora no ha podido llevar a cabo.
“Tenemos una Barcelona nini paralizada, sin proyectos ni gobierno”, dice Fernández. “Tenemos unos gobernantes que no conectan con la realidad”, sostiene Bosch.