Fèlix Millet hizo reformas en su casa a cargo del Palau de la Música. El testigo Emilio Vidal, administrador de la constructora Triobra, ha admitido facturas por trabajos en el anexo del domicilio de Millet en L’Ametlla del Vallès (Barcelona), que según el fiscal supusieron en torno al millón de euros a la entidad musical.
Vidal, en su declaración ante el tribunal en el marco del caso Palau, ha explicado que otro socio de Triobra le dijo que las obras en la casa se tenían que facturar al Palau porque se había llegado a un acuerdo entre Millet y directivos de la entidad “por temas pendientes o convenio”.
"Personas honestas"
El fiscal Emilio Sánchez Ulled ha constatado que esos directivos eran Millet y Jordi Montull, y ha lanzado la pregunta: “¿Lo habían acordado consigo mismos?”. Vidal ha añadido que “el Palau y sus directores” les “parecían persona correctas y honestas” y no dudaron de esta petición.
El administrador de Triobra –ya no existe— ha explicado que el arquitecto preparaba la certificación de los trabajos reales –un anexo de 200 o 300 metros destinados a fines musicales—, que se presentaba a Montull, y que él les indicaba qué tenían que poner en la factura como concepto para girarla al Palau.
Factura falsa
A preguntas del fiscal, ha explicado que en 2008 Hacienda se puso en contacto con la empresa para pedir explicaciones por una factura girada al Palau por obras en el edificio modernista y que descubrieron con “sorpresa” que se la habían falsificado de manera burda, en sus palabras.
“Pensamos que era un asunto puntual por razones que desconocíamos y que estaba justificado”, ha argumentado Vidal.
Perdón
Por otra parte, su otra empresa GPO “no tiene nada que ver con el Palau”, pese a que se creyó que era una de las compañías que estuvo implicada en el pago de comisiones, ya que estas siglas aparecían en un cuadro de Excel incautado. Se referían a Grandes Producciones Orquestrales.
Por estos hechos, el letrado de Jordi Montull Jorge Navarro he pedido perdón a los responsables de la empresa en nombre de su cliente durante el juicio.
Los auditores no vieron irregularidades
Este miércoles también ha declarado como testigo Antoni Gracia, un responsable de las auditorías del Palau. Ha explicado que nunca detectaron irregularidades durante los años que realizaron las auditorías y ha concretado que los pagos de la Fundación Orfeó Català-Palau de la Música se hacían por transferencia y que los datos “eran coincidentes y no había incidencias”.
Ante esta respuesta, Sánchez Ulled ha insistido en preguntarle si no detectaron que en estos años se llegaron a girar siete millones de euros en cheques al portador que se cobraron en ventanilla con destino a la Associació, a lo que el testigo ha dicho que no.
Un millón de bonus
Los auditores se limitaban a comprobar la existencia de las facturas, pero no los trabajos realizados. Igual se ha pronunciado Roger Margarit, que auditó in situ el Palau: no detectó irregularidades. El fiscal le ha preguntado si hay motivos externos para que las auditorías “fluyeran en un cauce tan amistoso”.
Margarit ha justificado que se permitiera que Millet y Montull se adjudicaran un bonus de un millón de euros porque Gemma Montull les presentó la supuesta cláusula estatutaria que lo permitía y vio el libro de actas que lo incluía.
Ha indicado que lo sustentó una carta del secretario del Patronato, Raimon Bergós --acusado en la causa y que dijo que Millet le engañó en este punto--, que se incorporó a la auditoría un mes después de que los trabajos terminaran.
“No me consta”
Rosalía Inglés, que fue jefa de contabilidad del Palau desde 1988 hasta 2009 ha asegurado que no recordaba que se hicieran pagos a la Associació con cheques al portador por elevados importes, ni que se enviaran a los conserjes a cobrarlos, así como tampoco el giro de facturas muy elevadas sin justificación.
Algunas de sus respuestas al preguntarle el fiscal por irregularidades contables del Palau han sido: '"Podría ser que se me pasara por alto", "tampoco era yo muy responsable", "no me acuerdo" y "no me consta".