Los millennials son jóvenes nacidos entre 1981 y 1995. Una de las características que más fuertemente les define es el uso continuado de las nuevas tecnologías en su día a día y en las redes sociales, con las que interactúan al mismo nivel que con sus relaciones offline.
Se trata de la generación mejor preparada de la historia, con una alta capacidad de adaptación y con grandes habilidades para realizar diferentes tareas a la vez. En este contexto, ¿qué necesitan los discursos políticos para llamar su atención?
“Deben tener un punto de impacto emocional”, explica el periodista y codirector del Máster en Comunicación Política de la UPF Barcelona School of Management Toni Aira. “Tiene que ser corto, claro, impactar y mantener el ritmo”, añade. “Se trata de un lenguaje digital al que están muy acostumbrados: ágil, breve y con más características de narrativa audiovisual que de lenguaje escrito”, detalla el director del Máster en Marketing y Comunicación Política del CesCompol, Julio César Herrero. “Predomina un lenguaje fácil y sin excesiva elaboración, el lenguaje de los 140 caracteres”.
Inmediatez
Para conectar con los millennials, los discursos tienen que ser más prácticos, rápidos, visuales y muy directos al objetivo. En este contexto algunos partidos y líderes políticos se han sabido adaptar mejor que otros. Sin embargo, los expertos coinciden en que esta inmediatez ha provocado un antes y un después en sus discursos.
“Ya no existe una única manera de comunicar el mensaje”, comenta Aira. “Hay que comunicarlo para diferentes públicos y en diferentes formatos y ahí es donde se ven los partidos a los que les cuesta más adaptarse a la realidad poliédrica del momento”.
“Los partidos más tradicionales no deben olvidar que lo que no se comunica no llega y que lo que no se ve no existe”, expone Herrero. “Éstos deben aprender a usar esas herramientas que usan a los que pedirán su voto”.
"Mantener la atención"
“En general, todos tenemos mucha prisa y mantener la atención en una cosa en este contexto es muy complicado y difícil”, cuenta Aira. “Esto hace que los plazos deban acortarse mucho más”. “Antes, un partido podría aguantar años en el poder, ahora no porque todo es más voluble”.
“Todo debe ser rápido”, explica el director del programa de CesCompol. “El hecho de fijar una fecha anima el desarrollo de una campaña política porque hay un objetivo donde todo empieza; sin fechas todo resulta más abstracto e incierto”, zanja.