Joan Llinares, la persona nombrada por la Administración para gestionar el Palau de la Música inmediatamente después de la detención de Fèlix Millet y Jordi Montull, ha explicado que, estando ya él en su despacho, en unas dependencias contiguas, en el departamento de contabilidad, algunos empleados fieles a la antigua dirección se apresuraban a triturar documentos comprometedores.
Llinares ha aclarado al tribunal que, cuando detectó estas maniobras, lo puso inmediatamente en conocimiento de la fiscalía y dio órdenes para controlar el acceso de determinado personal a determinadas dependencias ante la sospecha de que alguien, por orden de los detenidos, estuviera eliminando pruebas. No sólo eso: “Llegaron a borrar archivos informáticos. De la mano de mi equipo de seguridad, vimos en la grabaciones de las videocámaras como diversas personas sacaban documentos del Palau en bolsas o carritos”.
Documentación escondida
Llinares ha afirmado que se dedicó a buscar, entre los rincones, documentos escondidos y que consiguió encontrar abundantes facturas y contratos sospechosos, muchos de ellos ocultos en las cajas de seguridad particulares de Millet. Esa documentación, convenientemente auditada, fue entregada en mano a los Mossos d'Esquadra.
Entre esos documentos, unos datos contables muy reveladores en los que aparecían los pagos de la empresa Ferrovial a la fundación Trias Fargas (CDC) y a un tal Daniel. La fiscalía afirma que ese nombre se correspondía con el extesorero de CDC, el también imputado Daniel Osácar.
Gemma Montull movía los hilos
Durante aquellos primeros días tras la entrada y registro en la institución, ha dicho Llinares, la directora financiera del Palau seguía siendo Gemma Montull. Por lo tanto, esta mujer, imputada en el caso junto a su padre, pudo dirigir, según sospecha el testigo, el proceso de eliminación de pruebas: “Antes de su imputación, la mandé de vacaciones en el mes de agosto, aunque ella no se quería ir. La situación era insostenible”.
El exdirector interino del Palau ha concluido: “La cesé de su cargo a los pocos días. Fue un despido disciplinario. Ella trató de eliminar pruebas”.
La llamada de Felip Puig
Joan Llinares ha explicado al tribunal que, estando un día en el despacho de la institución de la música (el que antiguamente ocupó Montull), entró una llamada telefónica directa y, al otro lado del hilo, apareció Felip Puig, entonces consejero de Interior de la Generalitat, que le preguntó por el estado de los convenios entre el Palau y la Trias Fargas.
No ha quedado claro si cuando llamó Puig éste sabía que en ese despacho estaba en aquel momento Llinares u otra persona, ni tampoco ha quedado claro cuál fue el tono o pretensión de esta comunicación, ya que la fiscalía no ha repreguntado al respecto. Tampoco Llinares ha ampliado lo dicho.