“Yo sólo quería casarme. Era el día más feliz de mi vida. Lo demás, se lo dejé a mi padre”. Con estas palabras, Clara Millet ha negado este lunes ante el tribunal tener el más mínimo conocimiento de cómo se cubrieron los gastos de su boda. La fiesta de la hija mayor de Félix Millet se celebró en el Palau de la Música y se usaron fondos de la institución para costearla. Incluso para cubrir la parte que correspondía a su suegro, un dato que explica el perfil del expresidente de la institución cultural.
“Fue después, por la prensa y en el juzgado, que supe que los había pagado el Palau. Me quedé helada”, ha dicho a preguntas de la acusación popular en su declaración en el juicio por el caso Palau.
Se siente estafada
Su abogada, Gabriela de la Rosa, ha esgrimido la sentencia de un juzgado de Barcelona por despido laboral para defenderla. Clara Millet, empleada del Palau, fue despedida cuando explotó el escándalo y denunció por ello a la institución.
“Como gané, llegué a un acuerdo con la institución que implicaba que no me reclamarían ningún dinero; y veo que no cumplen su palabra porque quieren que devuelva lo que costó la boda”, ha manifestado.
Clara Millet ha lamentado que la sociedad ya les ha condenado. Ha dicho que ni ella ni su marido encontraron trabajo por ser quienes eran. Por ello, según su relato, se marcharon a Australia. Ahora viven en las antípodas, pero están muy felices según su declaración.
La hija pequeña de Millet, Laila, también ignoraba que su boda, los regalos, y los viajes fueron pagados con fondos del Palau. Su padre era quien lo manejaba todo, tenía mucho dinero y nunca sospechó de ninguna irregularidad, según ha dicho en su declaración.