La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena (Ahora Madrid), acudirá a la cena que los Reyes han organizado en honor al presidente de Argentina, Mauricio Macri. La edil se desmarca así de Podemos, que se ausentará tras tildar de “presidente off shore” al mandatario sudamericano.
Carmena, que encabezó como independiente la lista de Ahora Madrid en la que participó Podemos, ha reivindicado en diversas ocasiones su condición de no afiliada. Ha defendido, además, que no tiene vinculación con ningún partido político. Antes de la cena, la alcaldesa recibirá a Macri en la plaza de la Villa a las cinco de la tarde de este miércoles, 22 de febrero.
Agenda habitual
Posteriormente, Carmena le hará entrega de la Llave de Oro de la ciudad en el antiguo Salón de Plenos. Lo hará en nombre de la corporación municipal, como establece el Reglamento de Protocolo y Ceremonial del 22 de diciembre de 1988 que dice: “La Llave de Oro de Madrid se concederá a todos los jefes de Estado extranjeros que visiten oficialmente el Ayuntamiento de Madrid”.
Es habitual que Carmena se reúna con mandatarios en viaje oficial. El encuentro más reciente lo protagonizó a finales del mes pasado con el presidente de Ecuador, Rafael Correa, de visita oficial por España. En esa ocasión, mantuvo una reunión de trabajo y luego Correa también firmó en el Libro de Honor de la ciudad.
Posición crítica
Podemos, por su parte, causará baja en la cena, pero sus diputados sí estarán presentes cuando Macri pronuncie su discurso en el Congreso. “No es necesario hacer estos actos de homenaje y pompa a presidentes del calado de Macri”, se ha justificado la portavoz de Unidos Podemos en la Cámara Baja, Irene Montero.
En la misma línea, ha aclarado que Podemos mantendrá una “posición muy crítica” con Macri, cuyo nombre aparece en los papeles de Panamá y al que ha acusado de ser “responsable de vulneraciones de los derechos humanos”. Se ha referido así a la situación de la activista indígena Milagros Salas, prisionera; a las amnistías fiscales que prepara, y al hecho de que quiera convertir en “día festivo movible” la celebración del Día de los Derechos Humanos en Argentina.