El abogado defensor del expresidente Artur Mas ha asegurado que el Gobierno español intentó mediatizar la acción de la justicia en el caso del 9N y ha asegurado que la ejecución de la prohibición dictada por el Tribunal Constitucional (TC) “nunca llegó”.

El letrado Xavier Melero, en respuesta a la contundente intervención del fiscal, ha defendido el respeto institucional de su cliente, quien “no contestó al ministerio público por falta de respeto”. Y se ha referido a la colaboración que siempre ha mantenido el expresidente con la fiscalía.

La testigo de cargo

El abogado ha dicho que Mas no se ha escondido detrás de funcionarios o voluntarios, pues ha admitido que la iniciativa del 9N fue suya. Ha negado presiones a los directores de centro, porque la “testigo de cargo”, Dolores Agenjo, la única profesora que se negó a entregar las llaves para que su centro acogiera la votación, “hizo lo que quiso sin que nadie se lo impidiera”.

Melero ha afirmado que “el Gobierno del Estado, y eso me produce la misma tristeza a la que se refería el fiscal, ha intentado mediatizar la acción de la justicia, lo ha querido hacer discretamente, pero ha dejado huellas”.

“Nos hubiera gustado tener aquí a Rajoy porque es un señor muy cervantino”, en referencia a la petición de comparecencia como testigo del presidente español y que no fue admitida por el tribunal.

Ni ocultismo ni desobediencia

Considera que el TC no tenía el más mínimo interés en hacer efectiva su suspensión dictada mediante providencia, y ha puesto como ejemplo que el abogado del Estado pidiera una aclaración. Ha negado el “ocultismo” denunciado por la fiscalía sobre las actuaciones del Govern y ha asegurado que el conflicto entre el Gobierno español y el catalán fue ascendiendo posiciones hasta llegar al presidente de la Generalitat, a pesar de que la ejecución de la suspensión “nunca llegó”. Ha diferenciado la primera suspensión del TC, que anuló una ley y un decreto, de la segunda, que se refería a “cualquier acto derivado”, algo muy genérico, a juicio del letrado. Por tanto, sostiene, no hubo desobediencia por parte de Artur Mas. "No puede desobedecer quien no es requerido", ha concluido.