Un informe elaborado por la asociación Catalunya Somos Todos recoge las 178 presuntas vulneraciones de la ley que se produjeron en Cataluña en 2016 en nombre del proceso separatista. Bajo el título Violencia e incumplimiento de la ley en el proceso separatista, el documento resume los 59 casos públicos registrados a lo largo del pasado año para analizarlos desde el punto de vista jurídico.
El informe advierte de que el Código Penal ocupa el primer puesto en la lista de las normas más vulneradas en Cataluña por motivos ideológicos, dado que se registraron 76 violaciones de sus diferentes artículos. El segundo puesto lo ocupa la Constitución española, con 21 vulneraciones, mientras que el propio Estatuto de Cataluña ocupa el quinto puesto después de haber sufrido 10 incumplimientos.
En cuanto a los delitos más frecuentes, el de daños contra la propiedad aparece en primer lugar, ya que se menciona en 16 ocasiones a lo largo de los diferentes casos. Le sigue el delito de prevaricación, que se repite en siete ocasiones, el mismo número de vulneraciones que sufrió el artículo referido al ultraje a España, a sus símbolos y a sus leyes. Destacan también los delitos de injurias (cinco vulneraciones), amenazas (cuatro vulneraciones), incumplimiento de resoluciones judiciales (cuatro vulneraciones) y delitos contra la libertad de reunión (tres vulneraciones).
"Estrategia de victimismo"
En declaraciones a Crónica Global, la entidad asegura que la Generalitat "está haciendo una estrategia de victimismo" para dar la imagen de que son ellos las víctimas de un Estado que les persigue.
Por este motivo, han aprovechado el inicio del juicio de este lunes a Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau, para exponer su punto de vista y desmarcarse de la visión homogénea de una Cataluña monolítica, afín a las tesis separatistas promovidas desde el Govern.
A este respecto, el presidente de Catalunya Somos Todos, Jorge Amado, ha alertado en una carta incluida en el informe de que “bajo la omnipresencia de un nacionalismo que quiere dar una imagen pacífica, tolerante y sobre todo victimista, existe una realidad diaria de exclusión social para todos aquellos que se atrevan a hacer pública su condición contraria al discurso único nacionalista”.
Amado también ha lamentado que “la limitación en el ejercicio de derechos tan básicos como el de la educación de los hijos en la lengua materna y oficial, la imposibilidad del uso del español como lengua vehicular en igualdad de condiciones que el catalán, la agresión o las amenazas físicas contra las personas y los símbolos y en general, la educación en el odio hacia todo lo que represente España, forman parte de la vida rutinaria de Cataluña”.