TV3 es el vivo ejemplo de que el dinero no es sinónimo de éxito. A pesar de su abultado presupuesto, 227 millones, que la convierten en la televisión autonómica más cara de España, sus cifras de audiencia llevan meses cayendo en picado.
Las luchas intestinas entre CDC y ERC no ayudan demasiado a remontar a este medio público, que según los propios trabajadores está “gubernamentalizado”. Incluso el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), órgano poco dado a criticar los contenidos de TV3 por el predominio convergente de sus miembros --su presidente ejerce con frecuencia su voto de calidad para desempatar-- ha desvelado en un informe (que se puede leer aquí) que, en un solo mes, el presidente Carles Puigdemont apareció en los informativos el doble de tiempo que todos los líderes de la oposición.
Esta entrega televisiva al líder del procés, así como la situación de interinidad en que se encuentra la presidencia de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), es objeto de encendidos debates en el Parlamento catalán, que tiene pendiente la renovación de la mitad de los miembros de la CCMA y la reforma de la ley de este ente público con la finalidad de que los consejeros y su presidente vuelvan a ser elegidos por mayoría cualificada de dos tercios (CiU y PP pactaron en 2012 que se hiciera por mayoría simple).
Pero más allá de la dialéctica política, los datos son elocuentes. Entre enero y agosto de este año, la cuota mensual de pantalla de TV3 ha pasado de un 12,3% a un 9,4%, siendo Telecinco y Antena 3 las televisiones más vistas en Cataluña. Por grupos mediáticos, Mediaset y Atresmedia lideran el share en esta comunidad, con un 26,8%, y un 24%, respectivamente, seguidas de lejos por la CCMA, con un 15,3%.
Pugna entre ERC y CDC
Los sindicatos de TV3 exigen que la composición del ente catalán refleje las mayorías parlamentarias, pues actualmente, ERC tiene la misma representación que UDC, partido sin presencia en la Cámara catalana. Por el contrario, la presidencia en funciones está en manos de Núria Llorach, después de que Brauli Duart abandonara temporalmente el cargo. Ambos son de CDC, como los consejeros más antiguos de la CCMA junto a Armand Querol, propuesto por el PP. Pero los convergentes no tienen prisa en dar más poder a ERC, que ya controla Catalunya Ràdio.
La gestión de Llorach, cuya designación se hizo a dedo sin pasar por el Parlamento, está siendo muy controvertida. El pasado viernes confesó que la CCMA tiene una deuda de 59 millones con Hacienda en concepto de IVA por los ejercicios 2012, 2013 y 2014. La Agencia Tributaria ofrece como alternativa la presentación de un aval de 74,7 millones (59 millones más el 20% de recargo). Cifras que, en cualquier caso, la CCMA no está en disposición de pagar.
Asimismo, el enfrentamiento con los trabajadores ha sido constante y alcanzó su punto álgido en el juicio a un informático acusado de revelar sueldos y nombres de personas afectadas por el ERE en TV3. Afrontó una petición de siete años de cárcel, aunque finalmente fue absuelto. La negativa de la CCMA a retirar la acusación puso en pie de guerra a los sindicatos.