Desde la última visita de Carles Puigdemont a Madrid poco ha cambiado en el panorama político nacional. La llamada fase de “post-autonomía y pre-independencia”, como suele decir el mismo President de la Generalitat, no se ha movido ni un ápice. Por esta misma razón, este lunes, como en mayo, Puigdemont ha insistido en la celebración de un referéndum pactado con el Estado para dar una salida política al bloqueo actual.
“Hay que dar una solución política a la demanda catalana”, ha sostenido Puigdemont con un tono mucho menos beligerante que en su primera visita a la capital del Estado. Debido a la presión de la CUP, el presidente se encuentra en un callejón de difícil salida. Por ello, mezcla las cartas para mostrar que un referéndum secesionista en Cataluña tiene un doble efecto benéfico: ha dado a entender que la aceptación de un referéndum acordado podría tener como contrapartida la gobernabilidad en España y, ha admitido, que la actual propuesta de referéndum puede quedar invalidada ante "una baja participación"; siendo una reedición del simulacro de consulta del 9 de noviembre de 2014.
“Deseamos sosiego político, diálogo abierto, prosperidad compartida y justicia social. Seguro que muchos españoles quieren lo mismo”, ha afirmado el President este lunes en el Hotel Villa Magna de Madrid, acompañado por los mismos rostros que en su última visita. Entre el público no había ninguno de los máximos representantes del Gobierno en funciones, solo personalidades como Ángel Gabilondo (PSOE) o los embajadores francés y británico.
Consenso para votar
El presidente autonómico ha afirmado que la celebración de un reféredum cuenta con un apoyo mayoritario en Cataluña: “Contamos con un sólido aval para proponer al Estado español un acuerdo para celebrar un referéndum. Este apoyo crecerá en los próximos meses. Cuando la política española despierte de su bloqueo inicial, la propuesta catalana seguirá allí”, ha insistido.
También ha explicado que desde el Parlament ya han aprobado dos propuestas de resolución para la celebración de un referéndum secesionista y que su rechazo "solo" contó con el 40% de la Cámara catalana. “El número de diputados que apoya un referéndum llega a los 83, frente a los 52 que lo rechaza”.
A este respecto, ha pedido al Estado que se involucre en la pregunta del reférendum: “Escuchémonos todos y decidamos todos qué sería mejor. Sobre la pregunta a realizar. La nuestra es clara, pero no queremos excluir al Estado a proponer su pregunta y que compita con la de la indepedencia de Cataluña”, ha concluido.
La economía catalana
Al turno de preguntas, muchos de los presentes han mostrado su preocupación por la marcha de empresas fuera de Cataluña debido al llamado proceso independentista. Puigdemont ha negado la mayor y, tras recordar las palabras del Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, de que una Cataluña independiente sería viable económicamente, ha asegurado que la autonomía catalana “es la que más crece” de España. Asimismo ha recordado que tanto la agencia de calificación Moody’s como el Ministerio de Hacienda han “desmentido” que el procés haya afectado a la economía catalana.
Tampoco contempla la posibilidad de que un futuro Estado independiente pueda quedar exlcuido de la Unión Europea y ha puesto de ejemplo las palabras del líder del grupo ALDE, Guy Verhofstadt, de aceptar a una Escocia independiente pese al Brexit.
Reunión con Iglesias
La agenda de Puigdemont de este lunes en Madrid cuenta con un encuentro con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. “No se trata de una cumbre, sino de un almuerzo”, ha querido matizar Puigdemont tras las preguntas de por qué no se reúne con el actual presidente en funciones.
Iglesias rechazó ayer la posibilidad de un referéndum unilateral en Cataluña, lo que el presidente de la Generalitat ha contestado insistiéndo en su tesis de que no ha venido a Madrid a plantear un referéndum unilateral.