“Cataluña va bien”. Esa es la síntesis del discurso pronunciado por Carles Puigdemont con motivo del Debate de Política General (DPG), que ha comenzado este miércoles en el Parlamento catalán. En esta especie de debate sobre el estado de la nación autonómico, el president ha eludido el controvertido asunto del referéndum unilateral, prometido hace una semana para lograr el apoyo de la CUP a la cuestión de confianza. Los antisistema aprietan con adelantar esa consulta y desobedecer al Estado mediante la presentación de una propuesta de resolución con motivo de este DPG. Pero eso se resolverá en las votaciones previstas para mañana. Hoy, Puigdemont solo ha hecho una leve referencia a que "las decisiones se toman votando. Y el futuro de Cataluña lo deben decidir los catalanes con su voto, por nuestro bien y el de nuestro hijos".
El dirigente independentista ha centrado su intervención de casi dos horas en una acción de gobierno marcada, según ha dicho, por la buena salud de la economía catalana, de la eficiencia del sistema sanitario o del potencial turístico, así como de un sistema educativo en el que se busca “el plurilingüismo, no la propaganda”, en alusión a los diputados de Ciudadanos. No obstante, ha culpado a la asfixia del Estado y al veto de la CUP a los presupuestos de 2016, de la imposibilidad de desarrollar su política social. Puigdemont ha prometido, siempre que se aprueben las cuentas de 2017 --mensaje a los cupaires--, la creación de 7.000 nuevas plazas en la administración catalana, entre las que destacan 2.500 de médicos y enfermería, 2.000 profesores, 500 mossos, 150 bomberos y 300 plazas de personal tributario.
Transición energética
Entre esos propósitos de futuro, el presidente catalán se ha referido al pacto nacional para la transición energética, cuya finalidad es que el 50% de la energía utilizada sea renovable de aquí a 2030. También ha aludido a la apuesta de su Gobierno por la conectividad de todo el territorio. “La movilidad es la piedra angular de ese objetivo”, ha dicho el convergente, que ha aprovechado para arremeter contra el Estado por las deficiencias de Cercanías de Renfe. De ahí que haya defendido una gestión autónoma de las infraestructuras catalanas, así como un Corredor Mediterráneo como espina dorsal de la conexión con Europa.
El jefe del ejecutivo catalán ha invocado el Plan Nacional de Industria impulsado por la Generalitat para expresar su propósito de crear una nueva economía productiva, basada en el conocimiento y las nuevas tecnologías.
El president ha negado que se haya producido una fuga de empresas de Cataluña desde que comenzó el proceso secesionista, y ha asegurado que la creación de empleo crece en esta comunidad por encima de la media española, aunque la tasa de paro sigue siendo alta entre los jóvenes, algo que considera “endémico” al sistema económico.
La esperanza de vida en Cataluña, ha dicho, es una de las más altas del mundo, algo que atribuye a un sistema sanitario eficiente.