La apuesta de Carles Puigdemont por la celebración de un referéndum de independencia en otoño de 2017 supone declarar la guerra a su “padre político”, Artur Mas, quien rechaza estas fórmulas unilaterales. Pero el expresidente catalán no renuncia a manejar los hilos palaciegos y, junto a su fiel escudero, Francesc Homs, maniobra ahora para controlar los medios públicos catalanes.
Según ha podido saber Crónica Global de fuentes sindicales, Mas quiere colocar a Jordi Cuminal al frente de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), el ente que gestiona TV3 y Catalunya Ràdio. El dirigente convergente --quien tuvo que soportar la rebelión de la militancia contra el primer nomenclátor previsto para la nueva CDC-- sustituiría a Brauli Duart, que abandonó provisionalmente la presidencia de la CCMA por “motivos personales”. Al parecer, Duart estaría haciendo gestiones para relanzar junto al presidente Ximo Puig el ente de los medios públicos valencianos. Duart nació en Sollana (Valencia) y no es descartable que regrese a su comunidad natal para alejarse del fragor de la “batalla” independentista. Duart y Núria Llorach –presidenta en funciones--, propuestos por CDC, son junto a Armand Querol (PP) los consejeros más antiguos de CCMA. Hace meses que está pendiente la renovación de la mitad de los consejeros de este ente, según establece la ley audiovisual catalana.
El amigo de Mas
El tiempo dirá si esos movimientos llegan a buen puerto, pero lo cierto es que son realizados a espaldas de Puigdemont y de la consejera de Presidencia, Neus Munté, de quien depende el negociado comunicativo.
En paralelo, el expresidente quiere sustituir a quien él mismo presenta como uno de sus único amigos, Jordi Vilajoana, secretario de Atención Ciudadana y Difusión, por uno de los máximos hombres de confianza de Oriol Pujol, que tuvo que abandonar la política debido a su implicación en la trama de las ITV. Se trata de Francesc Sánchez, quien ha pilotado la refundación de CDC.
El control de la comunicación y de los medios públicos catalanes resulta fundamental en un momento de radicalización secesionista.