Teresa G. Barbat (Barcelona, 1955) es una escritora en lengua catalana, eurodiputada por el grupo ALDE y promotora de Euromind, un think tank europeo que pretende avanzar hacia la integración europea y dotar a la política de un enfoque científico. Desde su nacimiento han organizado diversos actos con los expertos más reconocidos a nivel internacional con el fin de aportar un poco de luz y conocimiento contra los mitos de la ideología.
¿Cuál es el objetivo de Euromind?
El objetivo es ayudar a los políticos a que tomen decisiones más justas, ponderadas e informadas sobre los asuntos que nos conciernen. Ya no estamos en el siglo XX y hay una cantidad de información importantísima que viene tanto de la antropología evolucionista, la biología o la psicología cognitiva que trata de los problemas a los que se enfrenta el político. No es el momento de políticas ideológicas cuando ya tenemos información veraz sobre muchos temas al que nos enfrentamos.
¿Quién hay detrás del proyecto?
Es una iniciativa mía que llevé al Parlamento Europeo. Una de los aspectos más fabulosos que te ofrece el Parlamento es poder incidir --dentro de la modestia-- en los 750 diputados sobre cuestiones directamente políticas. Euromind se preocupa por recabar información de interés político a través de debates, artículos y conferencias para que el político sepa que, cuando se enfrenta a cuestiones como el nacionalismo, tiene muchos argumentos a los que recurrir. Y por otro lado, ponemos el acento en las cuestiones del secularismo en Europa. Tenemos la suerte de que la humanidad ha ido mejorando moralmente y que ha propiciado el progreso y la paz. En estos momentos, este secularismo se ve un poco amenazado en Europa.
¿Cuáles son las principales amenazas para la integración europea?
La humanidad va avanzado hacia unidades de integración más amplias. Partimos de tiempos ancestrales dónde el círculo de solidaridad y de confianza era la familia, luego el grupo y a día de hoy hemos ascendido a cotas de integración más amplias hasta el punto que tenemos organizaciones a nivel mundial. Por ejemplo, es una muestra de progreso y avance moral que haya personas en París que se preocupan de lo que pasa en Bangladesh, y viceversa.
Ahora hay fuerzas involutivas que hacen que mucha gente vuelva a pensar solo en lo suyo. El egoísmo del nacionalismo que se desentiende del vecino para no volver a compartir ni a ceder ni a interesarse por los otros. Eso son amenazas que están volviendo en Europa.
¿Hasta qué punto se puede luchar contra este instinto de mirar por lo propio?
Las fuerzas involutivas siempre existirán, porque son aspectos innatos y siempre tendemos a preocuparnos más por los nuestros, sobre todo en contextos de crisis. Lo que pasa que debemos evitar que esto sea utilizado por políticos nacionalistas que azuzan sentimientos que no son los mejores que tienen las personas. En el caso de la religión ocurre lo mismo. Hemos trabajado muchos años en favor de la separación de poderes y la secularización y ahora hay grupos que van en contra de esto que nos ha costado tanto.
El nacionalismo parte de fuerzas muy innatas de las personas y del sentimiento de pertenencia de un grupo… pero si algún político nacionalista lo cogiera como “¿Véis? ¡Eso es algo inevitable!” le diría que también la violencia de género parte de fuerzas innatas relacionadas con los celos y la pasión. Y, sin embargo, la condenamos. Como debe ser.
¿Tienen algo en común el nacionalismo y el yihadismo?
Que todos están mirando hacia su propio grupo y, desde él, a los demás. Son movimientos anti-ilustrados contrarios a lo que nos ha llevado a tener medicamentos contra el Alzhéimer, a que tengamos puentes maravillosos y, en definitiva, a todo el progreso logrado al que no queremos renunciar.
Veo que trabajáis en una idea de identidad europea.
Lograr ese tipo de cohesión a la que podemos llamar identitaria, aunque sea una palabra muy desacreditada, refleja muy bien lo que queremos hacer. La identidad sería el sitio donde nos sentimos como en casa. Esto se ha completado a nivel nacional, pero nos hace falta el paso para que los ciudadanos de cualquier punto del continente sientan Europa como su casa. En este sentido el programa Erasmus es muy bueno. Son los nuevos europeos.
¿No se necesita algo más que el racionalismo y el empirismo para animar a la gente a sumarse a un proyecto europeo cómo el vuestro?
Este es uno de los dilemas. El próximo evento en Bruselas será a cargo de Juan Luis Arsuaga, Francisco Sosa Wagner, Roberto Colom y Nigel Warburton y se tratará este tema. Naturalmente cualquier proyecto que quiera animar a la gente a hacer algo tiene que tener algún componente emocional. Entonces vamos a ver cómo utilizar las necesidades humanas de ilusión para una causa que sea integradora, positiva y de progreso.
¿Hasta qué punto explicar el nacionalismo con argumentos tribales o de “enajenación” (Adolf Tobeña) es un buen enfoque para generar simpatías?
Entiendo a que los independentistas no les guste. De hecho, los diputados independentistas catalanes e incluso los que solo se definen como nacionalistas intentaron boicotear la última conferencia que hicimos. No les parecía de recibo analizar la razones de un fenónemo bajo el prisma científico. Pero claro que no solo hay eso, también son años de adoctrinamiento en las escuelas. O el efecto de la propaganda masiva de los medios de comunicación. Pero todo eso se ha contrastado con estudios que existen en otros países y que pueden servir a los políticos no nacionalistas en Cataluña para saber a lo que se están enfrentado.
¿Algún ejemplo?
El uso de la bandera en momentos críticos es muy común. Eso no es nuevo de Cataluña y estudiarlo con ejemplos de otros países puede dar una imagen muy clara de lo que ha sucedido en nuestro país.
¿Os han criticado por ser pedantes o intelectuales alejados de la gente corriente? Es lo que se me ocurre a mí cuando entro en vuestra web.
¡Pues no! Y me gustaría mucho, significaría que hay gente que se interesaría por nosotros (risas…). Yo tengo la impresión que personalmente soy muy poco pedante. Quizás el adanismo de otros es muy espontáneo y muy gracioso, pero no lleva a nada. Estamos viendo políticas adanistas y ocurrentes a punta pala últimamente, ¿pero a dónde van a llegar sus políticas?.
¿Cuáles son vuestros próximos eventos?
En noviembre viene el biológo Richard Dawkins en Bruselas, que es un todo hito para nosotros. También en Barcelona, el 2 de noviembre, los que quieran animarse a venir pueden ver a uno de los mejores periodistas científicos como es Michael Shermer. Nos presentará su último libro titulado El arco moral.