El nacionalismo catalán se ha movilizado intensamente en los últimos días en contra del castellano, rechazando la cooficialidad de esta lengua --la propia de más de la mitad de los catalanes, según datos de la Generalitat-- en una hipotética Cataluña independiente, y oponiéndose a que se reintroduzca como idioma vehicular de las escuelas públicas junto al catalán.
La primera de estas embestidas se produjo este lunes durante una de las ponencias de la Universidad Catalana de Verano (UCE), la principal cita estival del independentismo catalán, que se celebra en Prades (Francia). En ese foro, varios lingüistas y filólogos propusieron postergar el castellano en la futura república catalana. Carme Junyent, de la Universidad de Barcelona (UB), arremetió contra el bilingüismo que existe en la actual sociedad catalana y contra la oficialidad del castellano, una situación que, a su juicio, es la antesala de “la muerte” del catalán, al que ya ve “enfermo”.
La "lengua del imperio borbónico"
Josep Murgades (UB) se mostró especialmente beligerante contra la “lengua del imperio borbónico” y contra su cooficialidad en Cataluña. El filólogo consideró que el bilingüismo es una estrategia del “colonialismo lingüístico español” y defendió que la única lengua que se debería hablar en Cataluña es el catalán, y “punto”. Bernat Joan, exsecretario de Política Lingüística de la Generalitat, tildó el bilingüismo de “letal” para el catalán. Una lengua que, según el balear, debería ser la “nacional y prioritaria” de Cataluña. En cambio, no se opuso a que el inglés pudiera tener una “pátina de oficialidad”. Por su parte, Gabriel Bibiloni, de la Universidad de las Islas Baleares, apuntó que el principal argumento para la independencia de Cataluña es la preservación del catalán. Además, propuso iniciar una “desconexión” de los medios de comunicación de ámbito español y excluir el castellano como asignatura de las escuelas.
El grado de desprecio hacia el castellano fue tal que, según diversos medios, los diputados nacionalistas Gabriel Rufián y Eduardo Reyes --promotores de la asociación de castellanohablantes independentistas Súmate-- abandonaron el acto antes de que acabara molestos con los planteamientos expresados. Unos planteamientos que, en todo caso, no hacen más que recoger las propuestas avanzadas la primavera pasada por el Grup Koiné y que generaron una importante polémica.
La inmersión
Pero la ofensiva del nacionalismo contra los catalanes castellanohablantes no se ha quedado ahí. Este miércoles ha trascendido que una de las exigencias de Ciudadanos (C’s) al PP para llegar un pacto de investidura de Rajoy incluye la implantación de un modelo educativo trilingüe en Cataluña (en el que convivan el catalán, el castellano y el inglés como lenguas vehiculares) y el cumplimiento de las sentencias que ordenan reintroducir el castellano como lengua vehicular junto al catalán en las escuelas públicas.
La aplicación de estas medidas supondría la derogación efectiva del modelo de inmersión lingüística escolar obligatoria exclusivamente en catalán que se sigue aplicando pese a que ha sido prohibido por la justicia y que cuenta con el rechazo de la ciudadanía en Cataluña.
La lengua, "una prioridad política"
Como era de esperar, diversos dirigentes nacionalistas se han apresurado a cargar contra estas propuestas. La consejera de Enseñanza de la Generalitat, Meritxell Ruiz, ha calificado el trilingüismo escolar como un modelo “superado y caduco” y ha exigido a C’s que “dejen la lengua en paz”. Ruiz ha apelado a la Ley de Educación de Cataluña (LEC) para anunciar que seguirán aplicando la inmersión lingüística, que ha presentado como una cuestión "pedagógica" y no política. De igual forma, el consejero de Justicia de la Generalitat, Carles Mundó, ha acusado a C’s de “buscar problemas donde no los hay” y ha abogado por proteger y reforzar el actual sistema de inmersión lingüística.
Incluso la exconsejera de Enseñanza Irene Rigau, una de las más activas a la hora de vetar el uso del castellano en las escuelas, ha salido a la palestra al conocer la propuesta de C’s. Rigau, durante la recogida de un premio en la UCE, ha salido en defensa de la inmersión argumentado que “la lengua debe ser una prioridad política” --contradiciendo a la consejera-- y “una cuestión de Estado”.