Erdogan acelera la purga de los afines al intento de golpe de Estado del viernes. La reacción de las autoridades turcas tras el fracaso de la sublevación fue rápida: 2.800 detenidos. Desde entonces hasta este domingo, el número de arrestos ha aumentado hasta los 6.000. El presidente ya avisó: “Limpiaremos este virus de todas las instituciones”. Y así lo está haciendo.
Los últimos en ser puestos a disposición judicial por estar presuntamente implicados en el golpe de Estado han sido el asesor militar de Erdogan, Alí Yazici, y el comandante de la base aérea Incirlik, Bekir Ercan Van, desde donde opera el ejército estadounidense para combatir a Estado Islámico (EI) en Siria.
El poder judicial también ha sido blanco de Erdogan. Hasta 2.745 jueces fueron destituidos de sus cargos por ser supuestamente afines a lo que las autoridades consideran una “estructura paralela”. Los dedos de los miembros del Gobierno apuntan al clérigo Fetullah Gülen como líder de tal sistema.
La alianza con EEUU
Turquía y Estados Unidos son aliados casi forzosos, por la guerra contra EI en Siria e Irak. Pero la crisis turca ha despertado las tensiones entre ambos países. Gülen se encuentra en Pensilvania en exilio voluntario, por lo que las conversaciones entre Erdogan y el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, se han sucedido este fin de semana.
Las exigencias del presidente turco de que las autoridades estadounidenses entregaran al imán Gülen no han gustado en la Casa Blanca. Kerry instó a Erdogan a presentar pruebas que impliquen al clérigo en el golpe de Estado. En tal caso, aseguró que se “estudiaría” la extradición y se tomaría la “decisión adecuada”.
Menos han gustado las insinuaciones provenientes de Ankara de que EEUU pueda estar involucrado en la sublevación militar. El secretario de Estado ha avisado al ministro de Exteriores turco de que es “totalmente falso” y que “daña las relaciones” entre los aliados.
Francia duda y Rusia se acerca
La tensión también ha crecido con Francia. Erdogan no ha descartado reinstaurar la pena de muerte, que el país abolió hace 14 años para acercarse a la Unión Europea. Ante esta posibilidad, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, ha contestado que el fracaso de los golpistas no da un “cheque en blanco” a Erdogan para saltarse los principios democráticos.
Rusia, en cambio, ha aprovechado la ocasión para templar una relación que no pasa por su mejor momento. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha expresado su apoyo a Erdogan, con quien ha acordado por teléfono encontrarse a principios de agosto. El gesto llega meses después de que un avión ruso fuera derribado en noviembre cuando volaba en el espacio aéreo turco, cerca de la frontera con Siria.