Todo se ha precipitado. Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) celebra dentro de una semana la primera fase de su congreso de refundación. Las elecciones generales del 26J han supuesto un impasse en los preparativos y apenas ha habido tiempo de hacer una reflexión sobre los malos resultados obtenidos por los convergentes.
Artur Mas, que controla y seguirá controlando el partido aunque asegure que su presidencia será testimonial, administra los tiempos y ha retrasado la presentación de las bases ideológicas del nuevo partido. Según ha podido saber Crónica Global, el aparato de CDC tenía que haber presentado el pasado lunes las bases políticas del futuro partido. Lo pospuso a este jueves, pero tampoco se ha divulgado. Sin embargo, los sectores alternativos ya han comenzado a moverse.
"Centristas y moderados"
“Un nuevo partido por un nuevo país” es el título del documento que Nova Convergència, la plataforma impulsada por el exconsejero de Justicia, Germà Gordó, acaba de presentar a modo de declaración de principios. Gordó, que había formado parte del núcleo duro de Mas, apuesta por unos planteamientos más centristas y moderados, que huyen de las etiquetas independentistas.
Este sector defiende un “partido soberanista, donde tengan cabida los no independentistas, con la voluntad de crear un Estado dentro de la Unión Europea. La creación de este Estado debe estar de acuerdo con la voluntad mayoritaria de la ciudadanía catalana, empleando siempre métodos pacíficos, legales y democráticos”.
Gordó también rechaza los encasillamientos ideológicos, pues aboga por un “partido de centro amplio”, es decir, “un partido de confluencia, donde socialdemócratas, social-cristianos, democristianos, social-liberales y liberales se sientan cómodos, y donde se pueda disfrutar de un provechoso debate de las ideas. Debemos ser una fuerza política protagonizada por todas las corrientes ideológicas --excepto los extremismos-- que, sumando, aporten centralidad al proyecto”.
Mientras los afines a Gordó toman posiciones, y hasta ahora con bastante éxito en zonas como Barcelona, Lleida o la Catalunya Nord (sur de Francia), la propuesta política del aparato del partido se hace esperar. No en vano está en juego un congreso que será plácido si Artur Mas huye de esas etiquetas, o convulso, si hay restricciones ideológicas, lo que daría lugar a la presentación de listas alternativas.
Nadie se atreve a enfrentarse a Mas
De hecho, todas las corrientes que se postulan como posible alternativa a la lista oficial, representada por el liberalismo de Artur Mas, Francesc Homs y Jordi Turull, o la socialdemocracia que defienden Neus Munté, Josep Rull o Mercè Conesa, por poner dos ejemplos significativos, se muestran muy prudentes, conscientes del poder que tiene y seguirá teniendo Artur Mas en el partido. “Todo el mundo apoya al presidente; es quien genera consensos totales, nadie se atreve a enfrentarse a él”, explica un miembro de la ejecutiva convergente.
Por ello, todo apunta a que la refundación de CDC pase por la presidencia de Mas, menos honorífica de lo que él pretende, y una ejecutiva de reducidas dimensiones de la que forme parte diluida una secretaría general.
La primera parte del congreso se celebrará del 8 al 10 de julio, mientras que la elección de la nueva dirección está prevista para el 23 de julio.