Las segundas elecciones generales en las que ha participado Podemos no le han beneficiado, o no al menos en la medida que sus dirigentes esperaban. La candidatura conjunta con Izquierda Unida no ha servido para consolidarse como la primera fuerza de la izquierda española.

En número de votos, Unidos Podemos ha obtenido un millón menos que los que consiguieron Podemos, sus confluencias e Izquierda Unida por separado el 20D. Los escaños, sin embargo, se mantienen en los 71 que sumaban ambos partidos tras las elecciones de diciembre.

Las proyecciones fallaron

Las proyecciones que entonces se hicieron apuntaban que la suma de los votos cosechados por ambas formaciones hubieran obtenido en torno a 85 escaños. O sea, que en diputados se han perdido 14. 

Las expectativas creadas por las encuestas hacen negativo el resultado, aunque matemáticamente es el mismo que hace seis meses. La coalición que tenía que desplazar al PSOE de la segunda posición no ha cumplido; el sorpasso que apuntaban los sondeos y del que se adueñaban sus líderes en campaña no se ha producido. Antes de empezar el recuento de votos, veían posible sacar más diputados que el PSOE. Una vez se han dado a conocer los primeros resultados, el objetivo quedaba lejos. 

El conservadurismo frena el ascenso

Es poco probable que Iglesias pueda mantener la posición hegemónica que adoptó en las semanas previas a los comicios respecto a un hipotético pacto con Pedro Sánchez. El líder de Podemos ha insistido en un acuerdo de esta índole apoyado por las bases del partido, que consultados durante los meses posteriores a las anteriores elecciones eran favorables al acuerdo.

La gran cuestión ahora es saber, si Iglesias quería realmente llegar al Gobierno, en qué medida le ha ayudado o no su estrategia en la negociación con el PSOE. La mano tendida y el mensaje a los socialistas de corazón no parecen haber cosechado votos en las urnas, aunque los sucesos de Reino Unido podrían haber influido en una parte del electorado español --el joven-- para empujarle hacia la abstención en lugar de apoyar opciones críticas con el sistema y asimilables a las de protesta que tanto parecen haber influido en el Brexit.