Después de tres horas de reunión, la CUP ha decidido mantener su enmienda a la totalidad de los presupuestos de la Generalitat para 2016, tal y como avanzó Crónica Global. La decisión se ha tomado con 26 a favor de retirar la enmienda, 29 en contra y tres abstenciones.
El veto quiebra el pacto de legislatura entre Junts pel Sí (JxSí) y los antisistema, y aunque estos afirman que su voluntad es seguir negociando, el escenario que se abre a partir de ahora es muy incierto y aboca al Gobierno catalán a un nuevo adelanto electoral. De producirse ese avance, los comicios no podrían celebrarse antes de septiembre, pues la ley obliga a que trancurra un año entre cada convocatoria. El presidente Carles Puigdemont da por disuelto el acuerdo de estabilidad con la CUP.
Sin embargo, la diputada Eulàlia Reguant, ha precisado que “hoy la CUP no veta nada. La enmienda es la voluntad clara de trabajar bien y trabajar conjuntamente con el Gobierno catalán. Trabajar a favor de la construcción de la república catalana”.
Por su parte, Albert Botran ha juzgado negativamente la visión que se ha dado de que “cada propuesta que hacía la Generalitat era una concesión” y ha lamentado el clima electoral que ha rodeado el proceso, pero también que se aprobaran los presupuestos sin llegar a un acuerdo previo entre Junts pel Sí y la CUP.
El vicepresidente económico, Oriol Junqueras, debe decidir ahora si retira su proyecto de presupuestos, lo que parece improbable porque supondría una rendición ante la presión antisistema, o prorrogar las cuentas de 2015. En clave política, que los antisistema hayan dado la espalda al proyecto de ley más importante de toda legislatura, finiquita el acuerdo de gobierno. Respecto a la estabilidad prometida, Reguant ha precisado que el objetivo era apoyar el pistoletazo de salida de una hoja de ruta hacia la independencia, que es la declaración de ruptura del 9N.
Triunfo del sector más radical
La reunión del Consejo Político de la CUP ha sido convocada después de que las agrupaciones del Maresme-BCN Nord, Nord Oriental y Ponent Pirineu se mostraran a favor de retirar la enmienda a la totalidad presentada.
La situación recordaba, y mucho, la que se produjo a principios de año, cuando una CUP dividida se negó a investir a Artur Mas, abocando así a la disolución del Parlamento catalán. Al igual que ahora, los sectores más radicales, representados por Anna Gabriel, eran los más reacios a dar apoyo a JxSí, mientras que las agrupaciones procedentes el territorio avalaban al líder de CDC. El pulso interno de los cupaires se resolvió a favor de hacer presidente a Carles Puigdemont, después de que Mas diera un paso al lado.
La oferta de JxSí no convence
La reunión del Consejo Político (CP) y del Grupo de Acción Parlamentaria (GAP) se ha celebrado en vísperas de que el Parlamento catalán debata la ley de presupuestos de 2016 y después de que Junqueras presentara una nueva propuesta a la CUP, que no implicaba la retirada de las cuentas, pero sí algunas concesiones a las exigencias de los antisistema, como la inclusión de partidas correspondientes a los impuestos suspendidos por el Tribunal Constitucional, dar prioridad al gasto social por encima del cumplimiento del límite del déficit fijado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y crear un comité de seguimiento del cumplimiento de la hoja de ruta independentista. Todo ello, según Junqueras, vía ley de acompañamiento, pues entiende que su ley de presupuestos es "realista". Una prórroga, ha insistido el número dos del Gobierno catalán, implicaría una pérdida de 1.100 millones de euros.
Pero eso no ha sido suficiente para los antisistema, que reclaman una subida de impuestos para las rentas altas --algo que Junqueras ve con buenos ojos, pero sus socios de gobierno de CDC no-- o la eliminación de los conciertos con colegios de elite.