La Comisión Europa ha decidido darle un respiro al Gobierno español en el cumplimiento de la estabilidad presupuestaria, por lo que no analizará una posible sanción hasta después de las elecciones generales.
Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión, se ha impuesto al sector de comisarios, con el de Economía, Pierre Moscovici, a la cabeza, que pretendían un pronunciamiento rápido, así como la imposición de la sanción.
La multa máxima es el equivalente al 0,2% del PIB del país en cuestión, lo que para España supondría unos 2.000 millones de euros.
Recortes adicionales
Bruselas ha apuntado que para volver a la senda del equilibrio el país debe recortar unos 7.500 millones de gasto publico entre este año y el siguiente.
Lo que sí ha obtenido España es un nuevo aplazamiento de un año para conseguir que el déficit no supere el 3%.
Es el cuarto, y se produce en el marco de una situación muy complicada para los propios comisarios, y no solo por las cifras macroeconómicas del país, sino por cómo enfoca el Gobierno en funciones la nueva campaña electoral.
Sacando pecho
El Financial Times publicaba ayer una entrevista con el propio presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en las que anunciaba que en caso de volver a gobernar reducirá impuestos, una de las razones por las que el déficit escaló al 5,1% del PIB el año pasado.
Su ministro de Economía, Luis de Guindos, dice a quien le quiera oír que España está haciendo los deberes correctamente. El titular de Exteriores, José Manuel Margallo, por su parte, se ha descolgado recientemente con declaraciones en las que echa en cara las políticas de recortes. “Nos hemos pasado cuatro pueblos con la austeridad”, ha declarado.