Junqueras se carga a la interventora general de la Generalitat

Oriol Junqueras, vicepresidente económico del Govern, ha ejecutado este martes un cambio en la intervención general de la Generalitat con el objetivo de buscar a una persona que lidere el cuerpo profesional más próxima a sus políticas. Mireia Vidal, que llegó al cargo en verano de 2011, se despidió este martes de sus compañeros y pasa la responsabilidad de fiscalizar las cuentas del Ejecutivo catalán y las empresas que dependen de él a Rosa Vidal, otra funcionaria de la casa.

“Se trata de una renovación de cargos propia de un cambio de Gobierno”, indicaron fuentes de la Consejería de Economía. Con todo, un relevo en este sentido tan habitual no es.

Desconfianza en Junts pel Sí

Mireia Vidal tomó las riendas de la intervención general tras la renuncia de Josep Maria Portabella, que ocupaba el cargo desde 1990. Los propios interlocutores del departamento reconocen que se trata de una atribución muy técnica, por lo que no cabría analizar el cambio como un paso para disponer de un equipo de total confianza del consejero en los puestos clave de la gestión.

Pero esta legislatura no es igual que las anteriores. Más allá del procés, en el seno de Junts per Sí hay una gran desconfianza entre formaciones y las tensiones entre CDC y ERC crecen a medida que avanza la legislatura. De hecho, el debate sobre el incremento o no del tramo autonómico del IRPF para las rentas más altas en el proyecto presupuestario es el ejemplo más claro de la divergencia de opiniones entre ambas formaciones.

Tensión entre ERC y CiU

Mireia Vidal era una persona próxima a CDC. Nunca lo ha escondido en el departamento e incluso en algún momento, sus detractores le habían acusado de ser demasiado blanda al fiscalizar ciertas empresas públicas. Ese sería, según fuentes cercanas a Junqueras, el verdadero motivo de su sustitución.

El vicepresidente económico quiere hacer tabla rasa en el departamento y evitar cualquier sombra que vincule su mandato con la presunta manga ancha de la Generalitat con los casos de corrupción que salpicaron el anterior mandato, como el caso 3%. La decisión añade tensión a la relación con CDC, que no ve ninguna vinculación que motive el relevo.