La designación del hispano-marroquí Mohamed Chaib como número seis de la lista del PSC por Barcelona para las elecciones del 26J ha levantado algunas ampollas.

Chaib ya fue diputado en el Parlament con el PSC entre 2003 y 2010, y preside la Fundación Ibn Batuta, una entidad cultural vinculada al Gobierno del país alauita. Además, forma parte de la dirección del Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero, una institución oficial del país vecino que exige tener la nacionalidad marroquí para ser miembro del mismo.

En el pasado, su cercanía al Gobierno marroquí le supuso más de un desencuentro con sus compatriotas residentes en Cataluña y críticos con el régimen de Mohamed VI. Los disidentes le reprochan su falta de compromiso con la reivindicación de las libertades en su país, y más concretamente con la libertad de expresión. Basta recordar cómo el ex diputado socialista rehusó en 2003 --en diversas ocasiones-- firmar una petición para solicitar la liberación del conocido periodista Ali Lmrabet, encarcelado por su negativa a aceptar la censura imperante en el país magrebí.

A pesar de estos antecedentes, Meritxell Batet ha apostado por Chaib para lograr la movilización del voto entre el colectivo de origen marroquí con derecho a voto en las generales. Por eso, le ha situado en un puesto en el que tiene posibilidades reales de obtener acta de diputado.