Francesc Gambús, diputado de Unió en el Parlamento Europeo, el único cargo electo que le quedaba al partido tras el fracaso electoral autonómico y en las elecciones al Congreso, ha dejado la formación que le amamantó políticamente y que le ha permitido una cómoda vida profesional hasta la fecha. ¿Las razones? De acuerdo con su carta de despedida obedecían a la imposibilidad de regenerar la institución como a la existencia de antiguos dirigentes del partido contrarios a su figura. Salvaba a Josep Anton Duran Lleida, pero ponía en la diana a Josep Sánchez Llibre.
El regenerador Gambús se ha ido del partido, pero retiene el cargo de europarlamentario, uno de los mejor retribuidos de la política europea. Dice suscribir todo el programa electoral con el que acudió a las elecciones, pero no desea representar a la marca que durante casi 30 años le ha permitido el ejercicio de la política. Menos todavía perder los emolumentos que percibe por tener a su disposición el escaño europeo.
Operación de control fallida
Este licenciado en Políticas que el 21 de mayo cumplirá 42 años ha tenido una retirada compleja del partido que lo aupó. Fuentes de la asamblea de Unió en Barcelona son categóricas con el relato de los hechos acontecidos: Gambús intentó tomar el control de un partido roto, e incluso liquidar a su secretario general, Ramon Espadaler. Para ello pergeñó una estrategia consistente en asumir las riendas del partido en Barcelona. Su hombre para este cometido era Oriol Lázaro. Se da la circunstancia de que Lázaro es empleado de Gambús. De hecho, es el jefe de su oficina parlamentaria.
Pero los resultados de la asamblea barcelonesa no fueron fructíferos: Àlex Miró obtuvo los votos de la militancia y, en consecuencia, el control. La operación Gambús había fracasado y su supuesta tentativa de tomar el mando en la organización quedó dinamitada por la raíz. De acuerdo con el entorno del eurodiputado perdedor, Sánchez Llibre y Manel Silva son los responsables en la sombra de su fracaso. El pasado 27 de abril hizo pública su retirada del partido.
Vive de la política desde los 24 años
Gambús posee cuatro asesores a su cargo en la Eurocámara. Se trata, de hecho, de la ocupación política de mayor rango que ha desempeñado en su carrera. Salvo dos años que pasó por el sector privado (a los 22 trabajó un año como administrativo de La Caixa y a los 23 se pasó a la competencia de Caixa Cataluña otro año más) siempre ha estado vinculado a Unió y a los gobiernos que el partido democristiano ha desempeñado.
Recuerdan algunos miembros de la formación política consultados que tan evidente es su dependencia que le califican como "un mantenido" del partido. Hasta su esposa trabajó para la Fundació Inehca, que él mismo dirigió entre 2010 y 2014. Esta fundación es una de las que está bajo el control de Unió Democràtica de Catalunya. Aunque la carrera del despechado Gambús comenzó como asesor de la eurodiputada de Unió Concepció Ferrer, también le ha permitido pasar por el gobierno de la Generalitat. En dos ocasiones ha trabajado para la administración autonómica, una como director general de Relaciones Exteriores y antes como jefe de gabinete de la vicepresidenta Joana Ortega.
"Se le ayudó mucho durante toda su vida y ahora abandona el barco de una manera despechada", asegura un integrante de la asamblea barcelonesa. Todo parece responder, según las mismas fuentes, al despecho por perder en su intento de hacerse con un partido "que jamás habría controlado en tiempos de líderes más experimentados como Duran Lleida". Quiso aprovecharse del derribo y quedarse el solar en propiedad, vienen a decir.