Tras cuatro meses de intentos fallidos de formar Gobierno, las cuatro primeras fuerzas políticas en España han llegado a un acuerdo parcial de precampaña. PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos discrepan en multitud de cosas, pero han encontrado una en la que todos están de acuerdo. Los partidos que consiguieron el mayor número de votos en los comicios del 20D ven ahora conveniente recortar los gastos de la inevitable campaña electoral que se acerca.

Tener elecciones por duplicado multiplica los costes. Un total de 31,1 millones de euros se gastaron las cuatro formaciones en sus campañas del año pasado. Las dos mayoritarias, PP y PSOE, están de acuerdo en reducir en 6,3 millones esta cifra. Pero todavía no hay un compromiso concreto; la forma de llevarlo a cabo está sobre la mesa.

La propaganda tradicional, en entredicho

Los resultados de las elecciones de diciembre y el posterior fracaso a la hora de llegar a un pacto han reafirmado la muerte del bipartidismo. Los partidos que formaban parte del sistema a dos coinciden ahora en eliminar los carteles, vallas y banderolas, y también en mantener la forma tradicional de enviar a los ciudadanos sus programas electorales, por correo.

Es precisamente ésta una de las actividades de campaña que más cara sale, con un total de 49,2 millones. En cambio, las dos nuevas irrupciones en el panorama político español defienden terminar con este sistema de envío, el mailing.

Ciudadanos propone reducir a la mitad los costes de la campaña que empezará el 10 de junio. Su principal propuesta consiste en establecer un mailing conjunto, es decir, enviar la propaganda de todos los partidos en un solo sobre. Según el líder de la formación, Albert Rivera, esto supondría el ahorro de 25 millones.

Podemos coincide con la formación naranja en este sentido. Además de eliminar el mailing por separado, los de Pablo Iglesias abogan por que haya más debates, que son gratuitos para los grupos. Ambas formaciones tuvieron un intercambio de tuits en el que discutían sobre cuál de ellas lo había propuesto antes. Izquierda Unida (IU) ya lo había sugerido en la última campaña para las elecciones del 20D.

Partidos autonómicos

Los partidos más pequeños también han opinado sobre la reducción de costes. Desde ERC, Joan Tardà expresó sus reticencias a la iniciativa de los partidos mayoritarios. Este diputado ve bien que se reduzcan los gastos "siempre y cuando no sea en beneficio de las grandes formaciones, como siempre", avisó.

En la misma línea, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, se mostró contrario a la propuesta de la rebaja del 50%. Opina que "nuestro límite es más pequeño y, si se reduce de forma genérica, quienes resultan más perjudicados son los partidos pequeños".

Autorregulación

El Gobierno del PP se ha pronunciado sobre el tema y ha defendido una campaña "lo más austera y comedida posible", según palabras de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Ante las demandas de algunos sectores de cambiar las normas, Santamaría ha sido tajante: "No hay capacidad para tramitar un cambio legal, son los propios partidos quienes deberían autorregularse".

Más allá ha ido el vicesecretario popular de Política Autonómica, Javier Arenas, quien ha llegado a plantear una reducción de la campaña electoral de 15 a 10 días y "suprimir la publicidad exterior".

Subvenciones públicas

Cada fuerza política recibe ayudas para afrontar los gastos de campaña. Las arcas públicas aportaron en diciembre 21.167,64 euros por cada escaño obtenido en el Congreso o en el Senado, y otros importes adicionales según el número de candidatos que hubieran obtenido al menos un asiento en las cámaras.

Así, los partidos con más representación son también los que obtienen mayores subvenciones públicas. En la mayoría de los casos, este dinero es más que suficiente para cubrir los gastos de la campaña (PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos). Cuando sobra parte de la subvención (cada coste se tiene que justificar), no se cobra la totalidad del importe. En otros, es insuficiente. IU y Democràcia i Llibertat son dos ejemplos.

La formación liderada por Alberto Garzón recibió menos de 200.000 euros, cuando su campaña costó 2,5 millones. A la nueva Convergència tampoco le bastó la ayuda, pero no por tanta diferencia. Recibió menos de dos millones, mientras que su presupuesto era de 2,1.

Los partidos siguen con su negociación, antes para formar equipo de gobierno; ahora, para ahorrar de cara a las nuevas elecciones. Queda por ver si esta vez serán capaces de llegar a un acuerdo.