Las espadas entre CDC y ERC están en alto. Y, según se comenta en los pasillos de Palau, es cuestión de tiempo que se crucen. La tensión entre ambas formaciones, que cohabitan en el Ejecutivo de Carles Puigdemont, es máxima. Sobre todo en un área tan sensible y tan necesitada de cohesión como es la de la comunicación.

Cien días de gobierno y unas encuestas electorales adversas han obligado a los convergentes a hacer balance y constatar que son los republicanos los que dominan la propaganda. Es decir, que se han hecho dueños del relato, a pesar del reparto equitativo de altos cargos que se llevó a cabo en el área de comunicación.

El mejor ejemplo de que ERC va en cabeza es el tirón mediático del vicepresidente económico Oriol Junqueras, quien ha sabido romper la imagen de parálisis gubernamental con una intensa agenda convenientemente divulgada por TV3 --dirigida por CDC-- y Catalunya Ràdio --en manos de ERC--.

Evitar reinos de taifas

ERC colocó a Miquel Gamisans como secretario de Comunicación del Govern y Medios de Comunicación, mientras que Convergència tiene a Jordi Vilajoana al frente de la Secretaría de Difusión y Atención Ciudadana. Gamisans y Vilajoana son los máximos responsables del marketing político del Govern, pero en sus respectivos negociados se entremezclan cargos afines a CDC y ERC con la finalidad de evitar reinos de taifas.

Vilajoana, como se sabe, es uno de los pocos amigos íntimos que tiene el expresidente Artur Mas, quien cuenta en el área de comunicación con otro hombre de confianza, Jaume Clotet, director general de Comunicación del Govern. Por su parte, Puigdemont cuenta con Pere Martí como jefe de prensa y, según fuentes políticas, el exalcalde de Girona no parece posicionarse en esta guerra interna, debido quizá a la temporalidad de su mandato.

Descoordinación

Ante esta situación, los otrora responsables del agitprop, Francesc Homs (exconsejero de Presidencia) y Jordi Cuminal (exdirector de Comunicación) maniobran ahora para sustituir a Vilajoana por otra persona con un perfil más próximo a los nuevos jefes de CDC. El resultado de esa guerra interna es la descoordinación mediática entre consejerías, fatal en un ciclo electoral intenso y que complica la labor de la portavoz de la Generalitat, Neus Munté.