Ganas, infraestructura y poder de convocatoria. Tres condiciones necesarias para celebrar una cumbre político-empresarial. Luis Conde las tiene y hoy ha convocado a cerca de 300 personas a una comida en su masía de Mas Anglada, en el Empordà (Girona). Se trata del famoso civet, un guiso de jabalí --cortesía de los cazadores de la zona-- que el cazatalentos, fundador de la empresa “Seeliger y Conde”, ofrece a personalidades del mundo económico y político. Cinco ministros del Gobierno español –actualmente en funciones-- y seis consejeros del Ejecutivo catalán asistirán a este ágape, que incluye también “fideuà” y vino del anfitrión. El gran ausente será José Manuel Soria, muy amigo del anfitrión, salpicado por el escándalo de los “papeles de Panamá” hasta el punto que se ha visto obligado a dimitir como ministro en funciones, entregar su acta de diputado y renunciar a la presidencia del PP canario. Conde y Soria se conocen desde hace años, les une una gran amistad, pero una vez despojado de sus cargos, el popular no está para celebraciones.
Sí asistirán los titulares de Interior y Fomento, Jorge Fernández y Ana Pastor, respectivamente, asiduos a este almuerzo, así como el ministro de Economía, Luis de Guindos. Y se espera la llegada de la exministra de Sanidad, Ana Mato. Forzada a dimitir por su supuesta implicación en la trama Gürtel, Mato reaparece en un encuentro muy propicio para encontrar trabajo. Actualmente vive de la indemnización que el Congreso concede a sus exdiputados, pero sería absurdo desaprovechar este ágape, donde el gran relaciones públicas que es Conde pone en contacto a los comensales asistentes y sienta las bases de futuros negocios.
Transversalidad ideológica
Por parte del Gobierno catalán, estarán su presidente, Carles Puigdemont; sus predecesores, José Montilla y Artur Mas, así como el vicepresidente económico, Oriol Junqueras, y media docena de consejeros. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, también acudirán. El espectro ideológico de los comensales es muy diverso, como se puede comprobar. Y es que el propósito de Conde es tender puentes entre las diferentes opciones políticas. Lo hace de acuerdo con su propia agenda, pues el empresario no invita a nadie a quien no conozca previamente.
De los 300 asistentes a este "puente aéreo", un centenar procede de Madrid y de otros lugares fuera de Cataluña. Momentos convulsos los elegidos por el cazatalentos, quien en 2015 se vio obligado a suspender el civet debido a los rumores sobre un posible adelanto electoral en Cataluña a principios de año. En su lugar, Luis Conde organizó un concierto el 26 de mayo en el Palau de la Música que él mismo dirigió. Mahler y su obra “La Resurrección” --la elección de la pieza no fue gratuita-- fueron los protagonistas del aniversario de su empresa.
Las negociaciones para formar nuevo Gobierno también ha apretado este año las agendas de los invitados habituales, pero finalmente, el civet se celebrará. Han confirmado su asistencia los presidentes de Banc Sabadell y Bankinter, Josep Oliu y Pedro Guerrero, respectivamente, mientras que, por parte de La Caixa, asistirá su expresidente, Josep Vilarasau –su sucesor, Isidre Fainé, no suele dejarse ver en este tipo de eventos–. La presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez; el presidente de Repsol, Antoni Brufau; y el presidente del grupo Puig, Marc Puig, no se perderán el almuerzo.
Como cada año, el ágape sirve de excusa para que este cazatalentos, famoso por haber fichado a la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, apele a la solidaridad de los asistentes y pida su colaboración en la Fundación El Trampolí de La Bisbal, dedicada a la inserción social de jóvenes disminuidos psíquicos