La Mesa del Parlament, donde forman mayoría Junts pel Sí y la CUP, ha rechazado paralizar la tramitación de la moción de la CUP, cuya finalidad es confirmar la vigencia de la resolución rupturista aprobada el 9 de noviembre. Los antisistema van más allá y reclaman la desobediencia a los tribunales españoles y que los Mossos d’Esquadra no acaten sus resoluciones judiciales. La iniciativa llegará el jueves al Pleno del Parlament, a pesar de que los letrados de la Cámara catalana advirtieron de que la esencia de ese texto cupaire está suspendido por el Tribunal Constitucional (TC).
PSC, PP y Ciudadanos habían solicitado el rechazo a esa moción, que la Mesa admite a trámite de forma “condicionada” --una figura que, según han denunciado hoy PSC y Catalunya Sí Que Es Pot, no existe—a que el debate parlamentario se ciña al contenido de la sentencia del TC.
Órdago para JpS
La moción de la CUP supone un órdago para Junts pel Sí, coalición con la que aprobó la resolución del 9-N y que confía en poder transaccionar un texto que reduzca la radicalidad de los objetivos antisistema. Sin embargo, la diputada de la CUP, Anna Gabriel, ha asegurado que el llamamiento a la desobediencia es innegociable. Los socios de legislatura tienen tiempo para pactar el contenido de esa moción hasta minutos antes de que se someta a votación en el Pleno que comienza mañana. Es el último punto del orden del día.